Existen medicamentos para el tratamiento de la gripe utilizados para aliviar los síntomas como los analgésicos habituales (paracetamol o ibuprofeno). Se recomienda beber líquidos en abundancia y extremar las medidas de higiene como: lavarse las manosfrecuentemente, taparse la boca con un pañuelo al toser o estornudar, no asistir al centro educativo o al lugar de trabajo con síntomas de gripe.
También se dispone de tratamientos para la gripe antivirales como oseltamivir y zanamivir, utilizados en aquellos pacientes con factores de riesgo de complicaciones. Estos medicamentos reducen la capacidad de multiplicación del virus, aliviando los síntomas.
Los antibióticos están indicados como tratamiento para la gripe solo en caso de producirse complicaciones por infecciones bacterianas.
Al no existir posibilidades directas de actuación sobre el virus o los mecanismos de transmisión, la medida de profilaxis de la gripe es la vacunación. Actualmente se dispone de vacunas inactivadas utilizadas habitualmente en todo el mundo y vacunas atenuadas que todavía están en fase experimental. Las vacunas inactivadas que circulan en la actualidad corresponden a tres tipos antigénicos principales de virus de la gripe: los A(H1N1), A(H3N2) y B.
Se recomienda administrar la vacuna a los grupos de alto riesgo o a aquellas personas en las que puedan surgir complicaciones: personas mayores de 65 años o menores de cinco años, pacientes inmunodeprimidos, con enfermedades respiratorias o cardiacas previas.