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Londres, 1960

Gotas de agua golpeaban los cristales mientras su mirada se deslizaba sobre ese frío cristal, con la vista dirigida a la ventana y manos inquietas pasando sobre sus rizos castaños. De repente una suave brisa se filtró en la habitación y seguido, una cabellera rubia húmeda cruzó por el umbral y colocó su abrigo mojado en el perchero. Debajo de su brazo derecho se veían estampillas en letras, Floyd, su mejor amigo traía la correspondencia.

"Creo que alguien querrá tener una larga charla contigo, Devon" dijo su viejo amigo dirigiéndole el sobre, en el cual se veía en su lado izquierdo inferior las palabras: Cambridge University al verlo sus manos temblaron suavemente pero sus ojos no dudaron en desplazar de un lado al otro el papel con ansias de leerlo, en cuanto terminó pliego la carta y la guardó en su bolsillo. Y sin saber muy bien qué expresión se mostraba en su rostro procedió a decir:

"Compañero, empaca tus maletas, tenemos un largo viaje de camino a Cambridge"

Aquella noche durante ese viaje de varios días fue seguida por escuchar el sonido del tren y a las personas pasar constantemente; la última noche Devon se quedó despierto a largas horas de la madrugada esperando a aquella universidad por la cual se había esforzado tanto por entrar, ese lugar en el cual un hombre al que admiraba pasó su juventud, Allen Ginsberg era su nombre, fue un escritor y poeta independiente muy popular en la época pero poco a poco parecía ir perdiendo reconocimiento. Él fue su mayor influencia y obsesión del momento. Al igual que él, Devon era un artista, y expresaba su arte mediante la escritura.

La esperada mañana llegó y en frente suyo se encontraba un inmenso antiguo edificio, con grupos de alumnos yendo de un lado a otro. Wolfson College era uno de los colleges que constituían a la Universidad de Cambridge y era exclusivamente masculino, al llegar vieron a un par de alumnos honorarios junto con un coordinador, y otros directivos, los cuales los recibieron. El más notorio fue un señor de cabellera blanca vestido con traje; junto con el grupo apilado no pudo escuchar mucho pero noto que no era muy querido por los alumnos además de que no parecían verse muy cómodos, evitaban hacerse notar ya que segun oyó no era el directivo mas adaptable.

Al finalizar con aquel discurso improvisado, un chico de su edad con cabello castaño y ojos avellana lo escolto a su habitación compartida, le hablo sobre talleres, deportes y clubes pero nada pareció llamarle mucho la atención ya que Devon nunca fue muy bueno al hablar en frente de todos, lo suyo en realidad era escribir.

Al abrir la puerta vio a su compañero de habitación esperándolos.

—Hey, ¿Qué tal? Bienvenidos soy William Thompson, creo que seremos compañeros este semestre —extendió su mano la cual estrechó

—Mucho gusto, soy Devon. Devon Smith.

—Vi que el inspector los recibió hace rato "Seguro que lo pensaran dos veces antes de infringir una norma del colegio" no te hagas engañar, es tan solo un viejo pretencioso —dijo riendo por lo cual, él también lo hizo.

Cambridge. Las primeras semanas que pasó en su universidad deseada fueron increíbles.

El lugar en sí le parecía reconfortante, pero mientras más tiempo pasaba todo lo que esperaba no parecía ser tan increíble como lo había imaginado. Un claro ejemplo eran sus clases teóricas en las que debía estar sentado escuchando como sr. parches en los codos hablaba de literatura clásica por al menos 2 horas, durante una semana. El tiempo parecía que transcurría en cámara lenta.

 Miró por encima de su hombro, detrás de si un joven de quizá unos 20 años estaba frotándose la cara y otro conteniendo un bostezo, pareciera ser que él no era el único que se sentía somnoliento. Por suerte, la clase finalizó un poco antes de lo habitual debido a una repentina reunión en aquel horario así que decidió ir a merodear por los pasillos.

El fin de nuestra muerte silenciosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora