-¿El escritor oscuro?
-Bueno. La verdad es que tiene gracia. Bastante gracia, me atrevería a decir.
-Explíquese, por favor.
-Al principio había un escritor oscuro. Le llamaba así por que me resultaba tan misterioso que era incapaz de saber qué le pasaba por la cabeza. Igual no lo sabe, pero siempre me he rodeado de gente muy, demasiado predecible. Lo que pasa es que un escritor es la cosa más impredecible de este mundo; un día tiene inspiración para una historia de amores candentes y al siguiente te escriben una poesía sobre la pérdida de un ser querido. Y realmente no sabes... por donde cogerlo. Es así y ya está. Y necesitas quererle así, por que después de todo lo impredecible se hace especial a nuestros ojos.
-Entonces, permítame que la interrumpa, pero no la entiendo.
-La monotonía hace que las personas se liberen. Y la liberación supone la predicción. Todo lo que decía o hacía me parecía haberlo visto antes en algún lado. Y dejé de llamarle escritor oscuro, por que ya no lo era. Así que apareció otro.
-¿Apareció otro?
-Cada cual daba más miedo que el anterior. Cuantos más aparecían, más me cuestionaba que de verdad hubiese un escritor realmente oscuro. Por que cuantos más aparecían más predecibles se volvían. ¿No ha oído eso de que la multitud hace la normalidad? Pues eso me pasó a mi. Llegó un momento en que encontrarme con un escritor oscuro suponía algo normal; había demasiados escritores oscuros como para considerar al primero una perla oculta. Dejaron de serlo. Así que apareció otro.
-¿Otro escritor oscuro más?
-No, no, no; ni punto de comparación; otro. Como concepto. Otro ente de ficción que aún pensaba que era él el que creaba la magia. Otro sujeto sin miedo a que sus palabras cambiaran la mentalidad de la gente. Otro valiente, otro de los que se tiraba ladera abajo sin frenos en los ruedines. Y me dije "wow. Él sí es un escritor oscuro. Pero no puedo llamarle así; perdería su originalidad. Ya no sería único en su especie". Claro que yo no sabía en esa época que cada escritor era único en su especie. Él era único. Así, como concepto. Así que apareció otro.
-¿Otro qué?
-Preguntas mucho. Preguntas demasiado. Para ser un especialista en la materia sabes pocas cosas sobre la mente humana. Otro deseo de conocimiento. Supe que quería conocerlo desde la primera palabra que leí de él. Desde que me retó silenciosamente en su biografía a que el destino jugase un papel importante entre mi obra y él. Supongo que mi atracción por su criterio no era tan fuerte como el que sentía por el primer escritor oscuro al que había conocido. Pero pronto eso cambió. Era oscuro, sí, pero no predecible. Era, simplemente, escritor. Era de esas almas que no sabían hacia donde iban o a donde pertenecían; él solo escribía lo que sentía en cada momento. Cuando leí sus microrrelatos, sus frases, y sus historias de pocas lineas que ocultaban tanto detrás, me dije "Wow. Él no podría llamarse escritor oscuro, por que no se lo merece. El nombre no se merece ser puesto a alguien como él". Así que apareció otro.
-Otro, sí; ya veo.
-Otro miedo. ¿Y si me encontraba? ¿Y si el ente de ficción me encontraba? ¿Y si el destino jugaba un papel importante entre mi obra y él? ¿Qué pasaría entonces? ¿Cómo soportaría eso de que chocaran mi mundo y el suyo? Por que puede parecerle paranoico, exagerado, tonto. Pero yo tenía la certeza de que a la mínima oportunidad de acercamiento hacia él, sería el fin; ya no podría escapar de mí. O, en su defecto, habría intentado que así ocurriera. Hasta que pasó. Así que apareció otro.
-Este me lo sé, espera. Otro sueño.
-¡Bien! otro sueño. Pronto el destino jugó un papel importante entre mi obra y él. Y entonces no supe que hacer. Le llamo sueño por que cuando lo vi, una bombilla iluminó mi coronilla. Me dije "Wow. Si no le hablo ahora tendré que callar para siempre. Si no hago que el destino juegue ahora entre nosotros tendré que dejar que se aleje". Y aunque el corazón me latía en la punta de los dedos, no dudé ni medio segundo. Así que apareció otra.
-¿Otra, esta vez?
-Otra, sí, esta vez. Otra oportunidad. Otra oportunidad para buscar a mi escritor oscuro sin realmente serlo. Y aunque en el fondo prefiriera que no me sorprendiese y poder leerlo desde el minuto uno, una gran parte de mi quería encontrar la diferencia. El diamante oculto, rascar hasta llegar al quiz de la cuestión. Y el caso fue que por mucho que rascara siempre quedaba tierra de por medio. Nunca sabía lo suficiente. O igual sí. Pero ese no era el caso. Podría decirse que el caso era que aunque había sido capaz de leerle desde el minuto uno, desde la primera palabra que escribió, desde el primer saludo que me dedicó, dejar de verle en la oscuridad era imposible. Por que a pesar de "verle" en la oscuridad, siempre quedaba algo, alguna sombra. Igual ya no eran sombras. Igual solo era perfiles, más nítidos, dibujos más sólidos, croquis que lo mostraran todo. Era una forma de querer pulir el diamante que había en él para que brillara. Aún, a día de hoy, sigo haciéndolo. Sigo mirándole, pensando qué hice para merecerlo, y sigo frotando. Nunca brillará del todo. Por que siempre habrá algo que quiera saber de él, ver de él, oír de él. Pero sé que desde el minuto uno, la palabra uno, la primera sonrisa, supe que por muy enterrado que estuviese, por muchas capas terrestres que hubiese encima, para mí, siempre brillaría.
Puedes seguir leyendo esta historia de reflexión y diálogo de forma privada. De alguna forma tengo que agradecerles (y darles mi subconsciente) a aquellas personas que vieron en PurpleSweets un perfil al que seguir, por uno u otro motivo. En cualquier caso, seguirá siempre la linea del escritor oscuro y lo que Ese siente por él.
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El escritor oscuro
Poetry"Una frase de doble sentido tomará el significado en función de quien la encuentre y la lea"