|𝐒𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞|

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Vamos, sólo toca la puerta

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Vamos, sólo toca la puerta. Sólo toca la puerta. Sólo es Jaemin, que una noche de sexo no cambie nada. O por lo menos no mucho. ¿Cuántas posibilidades hay de que Jaemin
no me quiera explicar? No muchas. Supongo.

Bien.

Alcé mi brazo para así tocar la puerta de la casa, esperando por alguna respuesta. ¿Cómo se supone que deba actuar ahora? Me parece imposible que actúe normal, es decir como siempre, porque.... Bueno, tuvimos sexo, eso no es normal. Tal vez deba actuar neutral, o enojado... ¿enojado
neutral? Un punto medio, sí. Le reclamaré y lo odiaré por el momento, después esperaré a que las cosas se relajen un poco. Aunque no estoy seguro de que forma las cosas podrían relajarse, la friendzone nunca fue lo mío. A duras penas conseguía citas, chicas, claro. Los hombres en la vida
me habían pasado por la mente. Hasta... Hasta que pasó, lo que pasó. Eso, sí.

Dejé mis pensamientos cuando la puerta se abrió y Jaemin apareció frente a mi. ¿Por qué hasta ahora es que noto lo atractivo que es?... Ah sí, soy gay desde aquella noche, ya lo
recordé.

—Hola Renjun...— Jaemin se volvió, dejándome pasar, para cerrar la puerta detrás de mí. Miré a mi alrededor, buscando a su hermana, o alguna señal de su mamá, o cualquier
persona, pero al parecer no había nadie.

—¿Estás solo?...— inquirí cauteloso. Jaemin alzó una ceja con con sonrisa.

—Sí...— contestó, casi en un tono interrogativo. Bien, es el momento.

—¡Eres un puto enfermo!, ¿por qué dejaste que, hiciéramos, eso que... No hacen los amigos, imbécil... Eres,
somos... Tu...— debí haber ordenado mejor mis ideas antes de abrir la boca. Oh, es que las cosas suenan tan bien
cuando las pienso en mi cabeza, y al momento de decirlas, todo es tan mierda.

Jaemin alzó sus manos en señal de que me detuviera.

—Tu también pudiste detenerlo... Y no lo hiciste— se defendió.

—¡Era de noche, pensé que eras un ladrón, no tenía saldo, tu debías morir primero, gemías "Renjun", llegaste al cuarto y me atacaste! ¡No sabía cómo!...— Jaemin entrecerró sus ojos
y se cruzó de brazos con una sonrisa. Caso pareciera que la situación lo divertía.

—¿Qué tal?... Me refería a Zhou, no a ti Huang...

¿Qué?

¿Zhou? ¿El teñido de rojo, enano, feo, con problemas de pronunciación? ¡Soy mejor que eso! Sí, a veces me trabo igual, y digo estupideces, pero, vamos.

—Estás de broma, era yo, ¿no? ¿cómo Zhou? ¡Joder, soy mejor!

Jaemin rió.

—¿Por qué te importe si me lo estás reclamando?

—Porque...— suspiré, reconociendo que discutir el "a qué Renjun se refería mientras se masturbaba" era algo estúpido y que me dejaría como un celoso. No estoy celoso, sólo soy
mejor. Fácilmente es a mi a quien se refería. No al otro teñido... Por favor, ¿qué hombre se tiñe de rojo? Yo no, soy más natural. Rubio nadie sospecha. Era yo. Obvio. —déjalo,
el punto es que... Estuvo mal, Jaemin.

𝐏𝐚𝐫𝐚𝐬𝐨𝐦𝐧𝐢𝐚      |Jaemren|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora