01| Mi verdad

225 25 5
                                    

Vacío y rutinario.

La habitación era blanca, los muebles eran de tonos fríos y serios, lo único que contenía color era su peluche de Quimera. Ella odiaba muchas cosas de aquel sitio, pero sobre todo las palabras: Vamos a estudiar

En ese lugar había un guardia de turno, y recientemente lo habían cambiado por uno que comía regularmente una bolsa mientras hacía la vigilancia, desechando la bolsa que ella por curiosidad inspeccionó, con la sorpresa de que el señor guardia había olvidado uno de los objetos que comía. No estaba del todo segura ya que tenían una forma y color bastante distintas a la ensalada, la porción de arroz y una pequeña porción de carne que ella tenía como almuerzo regular.

Tomó una y observó que incluso la forma era irregular. Interesante masculló.

Al principio intentó llevarse todo a la boca pero su sabor era espantoso por lo que no pudo evitar escupirlo, algo que no comprendió porque al verlo comer esas cosas, esa persona parecía feliz.

Algo no encajaba.

Colocó más atención parándose encima de su camilla para ver como comía el guarda porque si le gustaba esa cosa el señor guardia tenía pésimo gusto. A la hora de la verdad vio que partía la cáscara, retrocediendo por la revelación y cayendo sentada en su colchón blanco.

¿Tiene una capa que lo protege?

Pasó lo mismo, el guardia dejó la bolsa, Anya descubrió uno y al momento de partir la cáscara con dificultad y llevarse a la boca el objeto rojo, el guardia volvió en sus pasos regañándola.

- Así no se come - tomó el objeto de Anya y ella esperó la reprimenda. Pero en su mano fue dejada un objeto con el mismo tamaño que el anterior pero amarillo - Estas cosas tienen dos cáscaras - al ver la cara de la niña aclaró - Dos capas

Anya se lo llevó a la boca y sus ojos se iluminaron. Era simplemente delicioso, y la cara de la niña derritió, al menos un poco, el corazón de aquel hombre estoico, que hasta ese momento no le había importado la naturaleza de su trabajo.

- Se llama maní - dijo aquel señor acariciando su cabeza

..

Yor preparó su maletín y observó como Anya miraba fijamente la ventana.

La pelinegra suspiró y comenzó a acariciar sus cabellos. Desde la mañana, la joven de cabellos rosas se había mostrado taciturna y la de ojos rojos no entendía el porqué.

- Estoy bien, ma - Yor Briar sonrió, por un momento al estar preocupada por la ausencia de su hija se le había pasado el que leyera mentes.

- Pues, tengo un día algo atareado - informó Yor al recordar que el día anterior su jefe le había informado que la jornada del día siguiente sería mucho más pesada que la del día anterior - Pero puedes ir a donde desees, siempre y cuando nos encontremos en la parada del colectivo, lo que te preocupa lo podemos hablar a la hora del té - sugirió con delicadeza, recibiendo el mudo asentimiento de su pequeña - ¡Te prepararé mi mejor cocoa! - exclamó su madre besando su cabeza antes de dirigirse a la puerta - Ten mucho cuidado con las aglomeraciones... y con los autos...

Lo último lo había dicho en su mente. Y Anya le dolía bastante, quizá demasiado.

Yor era la mejor mamá que le podría haber dado la vida. No era la mejor cocinando, ni tampoco la mejor en los estudios, pero ciertamente era una persona que luchaba con todas sus fuerzas por lo que amaba, y el hecho de que abandonara GARDEN por su familia, su esfuerzo por mejorar en el ámbito culinario bajo la instrucción de Camille y que sobretodo la aceptara, era algo que ella amaba de su madre.

Ladungen ▪ Spy x FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora