27. Abandono

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Disfruten el capítulo.

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La imponencia del edificio era lo que más destacaba en aquel sector de la ciudad. Eso, y la estructura modernista con la que fue construida le daba un diseño único, muy difícil de replicar.

Al fin estaba lista. Industrias Kofmant tenía sus propias instalaciones después de años de planeación por parte de cada uno de los ejecutivos que conformaban la junta directiva en ese país. Aquel hecho histórico, era motivo de celebración aunque conservando las costumbres, única y exclusivamente personas del gremio habían sido invitadas para la inauguración.

La prensa se encontraba alrededor de los pocos asistentes que con mucha atención observaban al frente a las personas que encabezaron la reunión.

Entre ellas, la más importante.

Su voz retumbó por el micrófono como el alma de un león. Era directa y concisa con todo lo que exponía. La postura severa que adoptó, su mirada cargada de un destello verde hipnótico, no hizo otra cosa más que avivar la superioridad con la que se desenvolvió siempre.

Silvana Kofmant, era intimidante como ninguna otra.

Por tratarse de un evento de gran magnitud, su presencia como presidenta y fundadora de la empresa sede fue tan necesaria como lo era su prima Mónica —la segunda al mando—.

Al término, un pequeño banquete se dispuso como parte del protocolo a realizar. Esta vez, era turno de la morena atender a los invitados ya que gran parte de su labor en aquel país la mantendría en comunicación directa con dichas personas.

—Por ahora, seguiremos manteniendo al personal en las oficinas provisionales que fueron colocadas en el corazón de Madrid. Tan pronto se complete el papeleo comenzará el traslado —explicó brevemente Mónica, a la reportera a cargo de su entrevista.

Por momentos, se perdía en medio de las preguntas que la mujer exponía. Se quedaba pensativa e incluso, en más de una ocasión su prima tuvo que salvarla para evitar algún error en sus palabras.

Era tarde, la reunión que se sostuvo con la junta directiva de la nueva empresa después del festejo, terminó apenas Silvana lo dispuso.

La pelinegra cerró la carpeta antes de dárselo a su asistente. Con señas gesticulares, ordenó a los pocos que quedaban se retiraran para poder hablar a solas con su prima que parecía muy calmada a como lo que suele estar.

La vió “concentrada” en un documento que momentos antes habían expuesto. Analizando su postura, le pareció que solo estaba leyendo sin siquiera tratar de entenderlo. Un medio poco ortodoxo que su prima empleaba cuando tenía algo en mente.

Silvana suspiró cansada, el viaje largo que realizó y el poco sueño que pudo conciliar la dejaron a su límite. Con cautela, tocó el hombro de la otra provocando un leve sobresalto qué la hizo volver en sí.

—¿Estás bien? —preguntó Silvana con cierto interés.

—Si, si. Ah… Dame unos minutos para guardar esto y poder irnos —Se levantó apresurada, alistándose para llevarla al departamento donde vivía.

El viaje fue más largo de lo previsto, calculando distancias, Mónica notó que se llevaría al menos una hora de camino entre su hogar y las nuevas instalaciones. Eso sin considerar el tráfico matutino. Tendría que ver cómo solucionarlo en su debido momento.

Volvió a su postura aislada, incluso —inconscientemente— unos cuantos suspiros dejó fluir sin percatarse qué Silvana la veía intrigada.

Sonrisas y Sabor (Chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora