Dayana era una chica dulce y buena hasta que aquel monstruo la convirtió en uno semejante a él.
Ahora es una vampiresa y vive en las sombras para no ser vista.
A Dayana le gustaba ayudar a la gente y se dedicaba a dar clase a niños de infantil. Tenía 22 años cuando aquello pasó, pero aunque ahora los siga aparentando, tiene como 100 años.
Ahora se dedica a ir de noche escondiéndose en la sombras por los callejones de Madrid despedazando ratas y gatos callejeros para alimentarse, puesto que sigue teniendo algo de caridad humana y se niega a probar la carne de aquellos a los que ayudó en su otra vida. Ella no es así, aunque su nueva naturaleza cada vez le pone más difícil no abalanzarse sobre aquella chica que le gusta tanto y lleva tanto tiempo observando desde las sombras: Silvia.
Tiene claro que quiere convertirla en vampiresa, como ella, para poder estar juntas toda la eternidad, pero por otro lado tiene miedo de no saber controlarse, y en vez de convertirla, matarla.
Silvia le ha gustado desde el primer momento que la vio en aquella clase de desarrollo socio afectivo y a lo largo de todo su curso del módulo superior de ed. infantil. Cuando se conocieron empezaron con mal pie, pero poco después se dieron cuenta de lo que se estaban perdiendo, y se hicieron amigas.
Al cabo de un mes de clases, Silvia le confesó sus sentimientos hacia ella, y ella en respuesta le dio un beso.
Empezaron a salir y seguían juntas hasta que Iker apareció y le jodió la vida por completo. Una noche Dayana iba caminando de vuelta a casa a las tantas de las madrugada. Iba un poco borracha, y se tropezó y se cayó, haciéndose una herida; la cual sangraba a borbotones. Esto atrajo a Iker, un vampiro sediento desde hace días, hacia ella. Ella intentó huir, pero la rodilla le dolía demasiado como para moverse, y la cabeza le daba muchas vueltas.
Iker se acercó y se agachó a su altura. La miró a los ojos y sorbió toda la sangre de su herida. Posteriormente la mordió el cuello y la dejó tirada a su suerte con la transformación, aún sabiendo lo dolorosa que es y lo que se sufre siendo un vampiro novel.
Ella, una vez se hizo consciente de lo que acababa de suceder, debido a que vio cómo e le curaba repentinamente la herida y se le pasaba el dolor de cabeza instantáneamente, llamó a Silvia.
Silvia no cogió el teléfono debido a las horas que eran, y al día siguiente al despertarse, la llamó de vuelta para ver qué era tan urgente para haberla llamado a las 5 de la mañana. Dayana le cogió el teléfono y le dijo de quedar en su casa, puesto que no podía salir a la calle porque "se encontraba mal"; pero en realidad es que si le daba el sol su piel se abrasaba.
Entonces Silvia fue a su casa y al verla tan pálida se asustó. Pero mayor fue su sorpresa cuando fue a tomarle el pulso a su novia y no encontró nada. Silvia se quedó anonadada, y asustada retrocedió levemente. Dayana estaba demasiado cansada debido a la transformación como para evitar que Silvia se alejara más. Ella solo quería besarla y decirle lo que pasó y que todo estaría bien. Silvia perdió su miedo y se volvió a acercar a ella, sentándose al borde de la cama junto a ella. Entonces Dayana aprovechó para contrale lo sucedido anoche y lo asustada que estaba ella también.
Silvia tenía miedo y se le notaba que quería salir corriendo de allí lo antes posible; pero en vez de eso, se quedó acompañando a su novia, porque a pesar de haberse convertido en un monstruo la seguía queriendo.
Al principio, durante unos días todo siguió igual, quitando que no podían hacer planes fuera de casa por Dayana, y que si salían era solo de noche.
Sorprendentemente, Dayana podía controlar bastante bien su sed de sangre, pero de vez en cuando, inevitablemente debido a sus colmillos, cuando besaba a Silvia la mordía el labio y podía saborear su sangre.
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Viviendo de noche
VampireDayana era una chica dulce y buena hasta que aquel monstruo la convirtió en uno semejante a él. Ahora es una vampiresa y vive en las sombras para no ser vista.