Día seis: Fotos.

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La pequeña Katia corría por la casa con el álbum de fotos, llevándolo desde su cuarto al de sus padres antes de que llegasen de trabajar y notaran la falta de éste en su habitación.

Antes de llegar, mientras pasaba por la cocina para llegar a las escaleras, pues su cuarto se encontraba en la planta baja a diferencia que la de ambos padres que se ubicaba en el segundo piso, la puerta se abrió, dejando entrar a ambos hombres, el peli gris cargando bolsas de mandado y el más bajo portando su chaqueta del FBI junto a una mirada cansada.

—¿Qué traes en las manos? —preguntó el mayor de sus padres.

—Y-yo, tomé el álbum de su habitación, perdón. —Susurró la pequeña, esperando un regaño que nunca llegó, en cambio, la suave mano de su papá Horacio se posó sobre su cabeza, acariciando suavemente sus rizados cabellos castaños mientras su padre Viktor tomaba el libro de entre sus manos.

—Si lo querías ver pudiste decirnos pequeña. —comenzó el crestudo. —Recuerda que la privacidad de las personas es importante, ¿y qué tal que encontrabas algo que no debías?

—¿Algo como qué? —preguntó en su inocente mente de diez años.

—Cosas personales de papá Volkov y mías. A ti no te gusta que toquemos tus cosas, a la otra pregúntanos, ¿vale? —reprendió suavemente, esperando el asentimiento por parte de su hija para indicar a su esposo que ya podía traer el álbum.

—¿Quieres ver las fotos Kat? —cuestionó Volkov.

La pequeña asintió y vio cómo el libro era depositado en sus piernas, abierto en la primera página.

Se alcanzaba ver la foto de el más joven de sus padres junto a un chico rubio, ambos sonriendo en demasía.

—¿Este era el tío Gustabo? —cuestionó.

—Sí, era como mi hermano. Aquí estamos en nuestro primer día en la ciudad —señaló los edificios a sus espaldas.

—Y aquí estamos papá Hache y yo en nuestro primer día en Londres.

La menor miraba maravillada las fotografías de todos aquellos lugares a los que sus padres alguna vez visitaron. Desde Marbella en España, hasta Londres en Reino Unido.

Sin duda sus padres habían pasado por mucho, y entre tantos problemas descubrieron nuevos mundos.

Seguían contándole las anécdotas detrás de cada fotografía, pero la pequeña Katia solo podía pensar en lo afortunada que fue al ser recibida en un hogar como el que ambos hombres habían formado para ella.

Volkacio week 1yrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora