Ignorancia en el amor

Prólogo: Primavera.

La preparatoria es una etapa en la que muchas cosas cambian. Tu cuerpo, tu personalidad, tu mentalidad e incluso tu alrededor, todo en algún momento cambia para bien o para mal, sin importar como avancen las cosas todo llega a el cambio.

La inexperiencia es algo que te dota de ignorancia, si nunca has experimentado algo entonces no sabes lo que es. Eventualmente cada persona experimenta todo, la vida humana es limitada, sin embargo nuestra curiosidad y avaricia hace que podamos lograr todos nuestros objetivos si realmente nos esforzamos.

Aveces piensas tomar una decisión madura, más si eres alguien con solo 15 años, no tienes idea de lo que en realidad es la vida, sin darte cuenta que en realidad esa decisión está llena de egoísmo que puede llevar a el arrepentimiento, sin darte cuenta perdiste algo, y como bien dicen, uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde.

La primera vez que experimentamos el fenómeno llamado "amor" es donde más se muestra nuestra ignorancia, inseguridad e inexperiencia, realmente no sabemos cómo mantener esa relación  a flote y tomamos malas decisiones.

Mi historia en aquella primavera...aún la recuerdo.

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–¡Matsuo! ¡Despierta! Se te hará tarde.

Detrás de mi puerta los gritos de mi madre eran perfectamente detectables para mis oídos.

–Ya voooooooooy.

Bostezando me levanté de la cama.

Hoy es mi primer día de clases en preparatoria, en parte estoy nervioso.

Aunque estoy en el turno de la tarde me cuesta levantarme.

Me levanté de mi cama arrastrando los pies y fui al baño.

Me cepille los dientes e hice mis necesidades, me bañé ayer en la noche así que no debo estar sucio, no es que haya sudado.

Regrese a mi habitación a cambiarme a mi uniforme.

–*Bostezo* que sueño...–Dije mientras me miraba al espejo.

Mi cabello negro estaba algo desordenado así que lo arregle un poco, en general no me veo mal.

Me puse presentable y arregle adecuadamente, es mi primer día así que debería dar una buena impresión inicial, sería un problema si me vieran como un bicho raro con mal olor y mal vestido.

Pensé mientras abrochaba mi cinturón.

Tome mi mochila y baje a la planta baja.

–Buenos días.

–Buenos días Matsuo, ¿Que tal dormiste?–Dijo mi madre.

Es una mujer adulta, tiene cabello negro al igual que yo y ojos morados, es bastante agradable aunque su temperamento en ocasiones me hace cuestionarme varias cosas.

–Bien, ¿Y papá?

–Ya se fue a trabajar, el se va bastante temprano.

–Ya veo.

Mi padre es un hombre ocupado, es líder de una planta industrial que se dedica a fabricar varias cosas. Apenas cruzamos palabras, no es un hombre muy hablador, al parecer herede sus rasgos faciales y otras cosas. No me llevo ni mal ni bien con el, no parecemos padre e hijo, solo cumplimos ese papel.

–¿Quieres que te acompañe a tu primer día.–mi madre dijo mientras tenía una expresión astuta.

–No es necesario, ya no estoy en prescolar.–Dije mientras me servía un vaso de jugo.