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Deseo con toda mi alma no tener que levantarme de la cama nunca, estoy adolorida y podría caer, pero prefiero eso a orinarme en la cama.

-Quizás sea mejor caerme a tener que dormir en la camilla de la habitación del final del pasillo mientras limpian esta cama. -digo y siento un ardor horrible en la garganta-

Me levanto muy lento para evitar lastimar las heridas, que aun no cierran, voy paso a paso hacia el oscuro y frio baño, me voy sentando lo mas lento que puedo, pero igualmente empieza a sangrar una de las heridas de la pierna, intento no gritar poniendo una mano en mi boca pero aun así sale un pequeño quejido alertando a uno de los guardias.

-Maldita niña. -golpe- No hagas ruido.

Quizás en otro estado hubiera respondido algo, sin embargo, mi energía no es la suficiente.

Cuando termino de hacer mis necesidades y curar mi herida, mi mirada va a parar en una hoja de papel enrollada, que estaba tirada en el piso, la observo detenidamente, intentando descifrar que es lo que puede contener, por mi mente pasó dejarla tirada pues esto sería lo mas sensato, pero si la dejaba ahí me castigarían y eso era lo que menos necesitaba en este momento, recojo esta hoja intentando no lastimarme y la pongo en el elástico de mi pantalón para poder utilizar mis brazos como soporte, al llegar a mi cama dejé la nota entre la funda de almohada.

-Ey -le digo al guardia- Ya estoy lista.

Sin mediar palabra, el guardia me saca a la fuerza y mientras me acomoda para llevarme al comedor, vi una linda cara observándome mientras en su cara se posaba una bella sonrisa, sus hermosos ojos negros, oscuros como la noche misma, su piel ligeramente morena que hacía tan buen contraste con su cabello lacio y oscuro, una completa belleza, fui capaz de devolverle la sonrisa, mi estomago se contraía de los nervios, luego sentí la mano del guardia en mi brazo jalándome y lastimosamente tuve que despegar mi mirada de ella.

-Gracias por traerme. -dije con mi voz ronca cuando me dejo en una mesa-

Una de las cocineras del lugar deja una bandeja de comida frente a mi y las náuseas invaden mi cuerpo, la comida huele a mierda y el color verdoso muestra que está en mal estado.

Intento comer sin dejar caer la cuchara e ignorando el dolor, esta comida sabe horrible, tienen la osadía de darnos esta comida, sabiendo que nosotros somos la base del éxito de este prestigioso laboratorio.

Apenas estoy terminando de comer y el sonido aturdidor de la alarma de incendios llega a mis oídos, intento levantarme para correr hacia el patio pero es imposible mantenerme de pie y caigo al piso, necesito levantarme.

-No puedo sola. -se me salen las lagrimas, la ansiedad crece. - AYUDA, AYUDA POR FAVOR, ALGUIEN.

Soledad, lo único que veo son mesas caídas y humo, solo humo, yo en medio de todo, en una esquina de la sala, ya se veían las llamas sobresaliendo, mis pulmones están saturados, la presión en mi pecho aumenta y me hiperventilo, me intento arrastrar pero estoy empezando a marearme.

-Por favor. -digo muy suavemente con las ultimas fuerzas que me quedan.-

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-Mami, el pastel de chocolate huele delicioso -digo llegando del parque-

-¿Como te fue con tu padre pequeño caramelito? -sonríe y me carga para saludar a mi padre con un beso-

-Super bien, pero hubo un hombre raro que me miraba mucho -mi mamá observo a mi padre de manera severa-

-Vamos a comer pastel. -dijo ignorando el incidente y sirviendo el pastel-

Comimos pastel hablando y riéndonos, mi papá fue a "llevar un paquete" a la tienda y me quede sola con mi mamá, jugamos con mis peluches, al té y luego vimos una película sobre una chica muy especial que gracias a su esfuerzo pudo salvar a su país de una tragedia mucho mayor.

-Podrías ser así mi amor. -dijo mientras acariciaba mi cabello violeta-

-De verdad mami? -pregunte sintiéndome confundida ¿algún día podre tener la valentía de salvar un país incluso arriesgando mi vida?-

Se abre la puerta de la entrada, se empiezan a escuchar golpes en las paredes y los gritos enojados de mi padre se hacen presentes, mi mama intenta llevarme a su cuarto, pero papa nos alcanza y nos empuja hacia las escaleras que estaban al costado derecho, mi mamá esta gritando desesperadamente que se aleje pero el seguía acercándose, cuando llego a nuestro lado se agachó y rompió la botella que traía en la mano contra la escalera en la que mi mama y yo estábamos apoyadas, los gritos de mi padre eran fuertes pero aun así no podía entender lo que decía, estaba demasiado asustada y lo único que pode hacer fue buscar refugio en mi madre y al momento de abrazarla me di cuenta de que un vidrio se había incrustado en su costilla, ella me giro para quedar entre mi padre y yo, ella me miraba y sonreía mientras yo lo escuchaba, como se incrustaba la botella que tenia mi padre en la espalda de mi madre una y otra vez y veía como poco a poco ella se iba desvaneciendo encima mío.

-Lo siento, lo intente. -fue lo ultimo que escuche de mi madre antes de que cayera encima mío-

observe a mi alrededor, mientras intentaba respirar y vi un retrato de nosotros en el suelo, el vidrio que cubría la imagen está roto y los pedazos están esparcidos al rededor de esta, hay algunas gotas de sangre esparcidas por la foto, no puedo respirar pero no me muevo y voy cerrando mis ojos poco a poco.

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Cuando siento que podría dar mi ultimo suspiro en cualquier momento y estoy por cerrar mis ojos, unas cálidas pero fuertes manos que me agarran y me cargan, esta persona empieza a caminar dirigiéndose a la salida, volteo y veo sus ojos, negros como la noche, me tranquilizo, no puedo dejar de mirarla, ella me transmite una paz que nadie en el mundo me había llegado a brindar, me sentía cálida, su hermoso cabello esta revolcado y su frente tiene una brillante capa de sudor.

-No voy a permitir que mueras mi caramelito, no esta vez.

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Bueno caramelitos otro capítulo terminado, espero que les agrade como va la historia.

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⏰ Última actualización: Dec 10, 2022 ⏰

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