Mío

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Kaname se puso de pie cuando sintió la clara presencia alejándose. Furioso arrojó los documentos sobre su escritorio y al instante se dirigió hacia los ventanales de su despacho que se abrieron de golpe. Se elevó entonces por los aires en una nube de murciélagos a una gran velocidad y en un instante se encontró bloqueándole el paso al niño.

El joven sangrepura sorprendido se detuvo en medio del aire con una sonrisa de lado como si lo que había hecho fuera una simple travesura. Ni siquiera se había molestado por desmaterializarse en sus familiares para huir, simplemente levitaba delante de él despreocupadamente.

Kaname le dio una ojeada rápida a Zero, el sangrepura lo llevaba sujetado por la cintura, inconsciente. Agudizó su audición; pudo escuchar los latidos tranquilos de su corazón, sin embargo, también pudo percibir el sutil aroma de su sangre. Ante eso sus ojos se tornaron carmesí.

¿Zero lo dejó probar su sangre?

¿Cómo se atrevía este mocoso?...

Sintió que su sangre comenzaba a hervir.

-Te dije que no podías tenerlo.

-Él vino por propia voluntad.

-Yo no veo que vaya por 'propia voluntad'... -siseo molesto. Estaba comenzando a perder la paciencia.

-Ah esto... Bueno, eso es porque bueno, veras....

-Ya basta de juegos, deja a Kiryū y vete.

-¿Por qué eres tan insistente? Tu ya tienes a tu linda prometida, ¿no te beneficiaría si lo aparto de ella?

La mirada de Kaname se volvió gélida y su aura comenzó a desbordarse, pero el otro sangrepura siguió sin inmutarse.

-¡Entrégamelo! -exigió Kaname imperante.

-Pero tú no lo necesitas... -alegó el otro con un puchero. -Y no es como que realmente requieras de un guardián; además dijiste que él no era importante para ti. Y yo pienso ser muy bueno con él... Ya te lo había dicho, incluso podría convencer a mi padre para sellar una alianza entre nuestros territorios sin nada más a cambio.

-Él no es una moneda de cambio... Zero se queda aquí, no pienso volver a repetirlo.

El rubio sonrió un poco más y sus ojos se tornaron también carmesí; sin embargo, Kaname había perdido por completo la paciencia, y el aroma de la sangre de Zero no hacía más que enloquecerlo.

En un veloz movimiento uno de sus brazos se transformó en una enorme guadaña hecha de su sangre y se lanzó contra el otro vampiro en un ataque feroz. El movimiento tomó desprevenido al más joven, pero logró esquivar el golpe y observó sorprendido hacia donde el impacto de energía destruyó varios árboles y dejó una zanja en el terreno. Sonrió burlonamente y se giró hacia Kaname para contraatacar, pero éste ya estaba frente a él y le propinó una fuerte bofetada. De la impresión soltó a Zero, quien comenzó a caer al vacío, sin embargo, Kaname se movió rápidamente y dándole alcance lo atrapó entre sus brazos.

El niño se tocó la mejilla sumamente avergonzado, y furioso por la acción de Kaname apretó la mandíbula con fuerza. Sólo su padre hacía eso cuando lo reprendía.

-¡¿Cómo te atreves a...

-Por respetó a tu padre, esto termina aquí -lo interrumpió Kaname -E infórmale que tu admisión a esta academia no será posible.

-¿Me estás echando?

-Así es, lárgate de mí territorio ahora mismo o arrancaré tu corazón y le enviaré tus cenizas a tu padre si es que queda algo de ellas...

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