Capitulo 1

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Vivi, siempre había sido una de esas personas que suelen querer intensa y sinceramente. Desde pequeña, nacida en el seno de una Familia Real entregada a su Reino, Vivi había sido criada para el amor.

Amor por su familia, por sus amigos, amor por su Reino y país, amor por los ciudadanos, amor por los guerreros, amor por los aliados y hasta amor por los enemigos, dado que sin estos, no seríamos capaces de saber cuán grande es el amor por los que amamos y deseamos proteger.

Siendo el amor el principal motor de sus acciones, era feliz y querida por todos aquellos que llegasen a conocerla.

A Vivi le gustaba observar a los hijos de los ciudadanos jugar sobre las ruinas. La mayoría de las veces se quedaba escondida detrás de una gastada pared cerca de ellos. Incluso si Pell e Igaram le insistían continuamente en recordarle que una princesa no debía ser tímida y que debería acercarse a las personas, a ella le costaba trabajo iniciar la conversación. Quizá ellos le verían y se alejarían para no jugar con ella. O quizá no fuese lo suficientemente agradable como para que ellos quisiesen incluirla en sus juegos. También se le había ocurrido la idea de que ellos tal vez pensaran que una princesa no debía jugar como ellos lo hacían. Pero para Vivi, ver a tantos niños de su edad y hasta un poco menores revolcándose juguetones en la dorada arena de su tierra amada al caer heridos por espadas imaginarias, era lo mejor.

El Clan Suna Suna, era lo mejor.

Un día, Vivi reconoció a uno de los chicos que solía observar, corriendo entre lágrimas por un pasillo del palacio. Viéndolo un poco más de cerca, parecía ser el chico que siempre daba las órdenes y resolvía los problemas entre el grupo. ¿Qué hacia el líder llorando de tal forma?

-¿Qué te pasa, llorón? -preguntó. Irritada ante tal situación.

-¿Qué diablos quieres, enana? -inquirió el chico, deteniéndose ante tal insulto.

Lo que sucedió después, era el tipo de cosas que no se esperaban ver en el comportamiento real: una pelea.

Vivi había perdido por supuesto, pero desde su perspectiva, había ganado mucho más. Ahora tenía una razón para hablar con el.

La revancha.

Fue así como la princesa, se convirtió en la vicepresidencia del clan e hizo amigos.

No es que no los tuviese antes, Igaram, Terracotta y Chaka eran sus amigos. Sin contar a los cientos de soldados que a veces cedían y jugaban con ella. Además, tenía a Pell, el gran Espíritu Guardián de Arabasta y compañero de aventuras favorito.

Vivi siempre había pensado que Pell era alguien digno de ser admirado (además de su padre, el rey Cobra, claro está). Y si ella habría de albergar sentimientos mayores a los del amor, quizá serían los de la admiración.

El Clan Suna Suna junto con el Líder, Kohza, habrían de convertirse en algo muy importante para ella. Una vez, unos malhechores habían querido secuestrar a la pequeña princesa para cobrar recompensa, y ellos, niños y valientes, habían declarado que la protegerían hasta la muerte.

La impresión claro, de éstas palabras y de las acciones realizadas, le habían dado a Vivi un motivo más para sentirse feliz de tener a semejantes personas a su lado.

Mientras crecía, la heredera se enfrentó a diversas situaciones, comenzando con la despedida de su amigo Kohza, quien junto con su padre, el señor Toto, habían sido encomendados a la fundación de una nueva ciudad a la que llamarían Yuba hasta el adiós que tuvo que darle a su país para salvarle.

Cuando tenía trece años, descubrió a una organización criminal llamada Baroque Works, cuya relación con la decadencia de Arabasta, le hizo tomar la decisión de infiltrarse.

Pell y Vivi( One Piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora