Capítulo 4

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–¡Lo siento, luego te lo explicaré!– grito Draken mientras tú estabas en la puerta de tu casa con Mikey en brazos.

Miraste a Mikey, siempre pensaste que sería muy pesado por tener tremendo sixpack pero no, era muy ligero como si se tratase de un niño hasta la baba le salía pero no te moleste como con otros, para ti Mikey era un niño pequeño que necesitaba amor porque sus ojos estaban vacíos, no tenía brillo y eso te preocupo al principio pero ahora solo querías mimarlo hasta morir.

Pasó N°1: hacerle comida.

Tu madre siempre te decía que para conquistar a un hombre primero deberías conquistar su estómago, así que intentaste dejar al rubio en el sofá pero este no cedía y seguía apretando el agarre en tu ropa, al final cediste y fuiste a la cocina con Mikey en brazos.

–...– te quedaste en silencio al ver la nevera entera sin nada de nada.

Debías salir a comprar así que cogiste las llaves y tu monedero para dirigirte al súper más cercano mientras Mikey balbuceaba cosas que no entendías.

[...]

Pensaste que al terminar las compras el pequeño se soltaría de ti al regresar o que se despertaría pero no importaba que tantos metrados usaras, Mikey no se despegaba de ti y ya cansada, tomaste un respiro sentada en el sofá.

–Mami– miraste hacia abajo sorprendida por lo que decia –no me dejes.

Aquel rubio de ojos oscuros y fuerte apodado como "el invencible Mikey" estaba llorando entre tus brazos, estaba teniendo una pesadilla que hacia que tu corazón se estrujase, todos olvidaban el hecho de que invencible o no, aquel chico seguía siendo un niño, un niño al que su madre y padre habían abandonado de pequeño.

Algo dudosa cambiaste de posición a Mikey, recostando su cabeza en tu brazo estirando sus pies en el sofá y tu otro brazo posado en su espalda dando pequeños golpes mientras te mecias de delante hacia atrás lentamente mientras tarareabas alguna canción de cuna. Sorprendentemente dejo de llorar y ahora parecía más calmado como antes y su agarre se hacía aflojado. Pero aún así no te soltaste y decidiste seguir en esa posición hasta que despertó.

–Buenos días ______– Mikey se frotaba el ojo con pereza y luego bostezo –lo siento por dormirme en tus brazos.

–No pasa nada, ¿ Tienes hambre?, recién hice las compras.

–¡Si! Quiero comer dorayakis, de los que haces tú– sonrió mientras se levantaba.

–Claro, ¿Algo más?

–No– negó con su cabeza a la vez –solo eso por favor.

[...]

–¡Lo siento _________, Yo!– Draken entró pero se quedó parado en el portón sin saber que hacer con el escenario enfrente de sus narices.

–¡Más por favor!– el rubio bajito estendio su plato vacío hacia ti.

–Claro que si corazon– le serviste más en su plato.

El tatuado se tiro al suelo, había corrido 5 cuadras pensando que seguro Mikey había causado problemas porque no era un niño cualquiera, era el niño más caprichoso y terco del mundo.

–Lo siento, pasó algo urgente de la pandilla y no quería volver a pelear con Mikey dormido en mi espalda.

–Entiendo.

–Oye, ¿Desde cuándo sois ya tan cercanos?– Draken os señaló.

Mikey estaba comiendo plácidamente en tu regazo mientras tenían la conversación pero no se miraban a los ojos porque estaba la cabeza de Mikey de por medio. De repente Mikey bostezo y se acurrucó en tu hombro mientras tú lo rodeaban con tus brazos para darle calor.

–Bueno, pasaron cosas– sonreíste satisfecha.

–Aparta Kenchin traidor– se quejó Mikey cuando Draken intento quitarlo de tus brazos pero se aferraba más.

–Tranquilo, no me molesta.

–Ves, a mamá no le molesta– el bajito le saco la lengua.

–¿¡Mamá!?.

–Si, como tú eres papá, _________ es mamá.

Los dos se miraron sorprendidos por el comentario de Mikey y luego apartaron la mirada algo rojos mientras Mikey aprovecho para dormirse sin ser molestado.

[...]

–Hola Aki– saludaste a la persona delante tuya.

–Hola, últimamente los vecinos me dicen que entran muchas personas a tu casa, ¿Hiciste amigos?– preguntó alegre la persona.

–¡Si! Me divierto mucho con ellos.

–Me alegro, espero que estés tomando tus medicamentos, no quiero que te vuelvan a ingresar– ella soltó un suspiro– con lo difícil que fue convencer a ese hospital de sacarte.

Reíste por su comentario.

–Si, lo siento por ser tan terca.

–No es nada, espero que te diviertas, solo espero que no pase a mayores, aún tienes una larga vida por delante.

–Lo se...

Desviaste la mirada con un semblante de tristeza.

[...]

Ese día, caminaste por las calles de Shibuya, buscando la casa de un conocido, subiste al ascensor pero cuando ibas a apretar el botón del piso 6, te desequilibraste unos segundos y sin querés apretaste el número 2, suspiras te algo frustrada para luego apretar el número 6, mientras subías jugamos con la bolsa de papel que llevabas, balancenadola de un lado para otro y cuando paraste en el piso 2 te sorprendiste, era un burdel encubierto. Querías salir de ahí rápidamente y no parabas de apretar el botón de cerrar puertas. En el último segundo viste a un rubio alto con un tatuaje igual al de Draken y con su misma chaqueta.

–¿Draken?– salió de tu boca.

Viste con sorpresa como ese chico que describiste se giraba hacia ti viendo por unos segundos su cara antes de que el ascensor se cerrase. Caíste al piso del ascensor, mientras agarraban tu corazón. Draken, estaba en un burdel, sentiste la mirada borrosa y te miraste en el gran espejo del ascensor a tu lado, estabas llorando. Sin importante que estabas en un ascensor, rompiste en llanto ahí, habían roto tu corazón.

–Mami, me duele– murmuraste entre sollozos dolorosos.

Curame [Draken x male reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora