Estábamos Harry, Louis, Niall, Liam, Jessica, Ashley, Claire, otras personas que no conocía y yo sentados en el suelo jugando a la botella.
Después de dar varias vueltas se detuvo en mí.
-¿Verdad o atrevimiento? -me preguntó uno de los chicos de los que no conocía el nombre.
-Verdad.
-Estaba claro. -Susurró Louis a Ashley.
-¿Qué quieres decir?
-Que siempre eliges verdad. ¿Tienes miedo acaso?
-Atrevimiento. -Dije mirando al chico que me había preguntado.
La chica que estaba a su derecha le dijo algo al oído y luego él habló.
-Siéntate en las piernas de Harry y bésale. Pero quiero ver algo de acción.
Harry me miraba con una sonrisa. Tal vez pensaba que no lo haría.
No me conocía bien.
Me puse de rodillas sobre él, con una pierna a cada lado de las suyas. Harry me miraba sorprendido. Entonces le agarré de la camiseta para acercarle a mí.
No fue un beso tierno ni lento. Harry puso sus manos en mis muslos mientras me devolvía el beso con la misma intensidad, sin perder el tiempo en hacer participar a su lengua.
Mientras nuestras lenguas luchaban, Harry pasó las manos a mi culo y yo empecé a mover mis caderas frotándome contra él. Sentí cómo su bulto comenzaba a hacerse presente.
-Joder... -soltó en medio del beso.
-¿Ya has visto suficiente acción, no? -Escuché que Niall le decía al chico que me había puesto el reto. -¿O es que quieres que se la folle aquí mismo?
Me separé de Harry y volví a mi sitio anterior.
-A mí no me importaría. -Me sonrió Harry.
-Espera sentado, Styles. -Le contesté.
-Hasta ahora eso me ha funcionado. -Me guiñó un ojo y yo reí.
Después de que la botella girase un par de veces más decidí ir al baño, pero estaba ocupado. Recordé que en una de las habitaciones del piso de arriba también había uno, así que subí.
En cuanto entré a la habitación la puerta se cerró detrás de mí, y antes de que pudiese reaccionar Niall ya me tenía acorralada contra la pared.
-Niall, ¿qué haces? -reí.
-Hace mucho que quiero que seas mía y lo que has hecho con Harry no me ha gustado nada. -Dijo mientras se acercaba a mi cuello.
-¿Y a mí que me importa que no te guste lo que yo haga? -Pregunté notando su respiración en mi cuello.
-Yo creo que sí te importa. -Dio el primer beso en mi cuello. Luego le siguió otro, y después un mordisco, sobre el que pasó la lengua para aliviar la presión.
-Niall, ¿qué haces? -Mi respiración ya estaba acelerada mientras, con los ojos cerrados, sentía como los besos subían hasta succionar el lóbulo de mi oreja.
-Lo que tú me dejes hacer. -Contestó después de tirar del lóbulo con sus dientes. Después se acercó a mi boca de manera que nuestros labios se rozaban. -Estos labios siempre me han hecho pensar cosas sucias. -Se apretó contra mi cuerpo mientras pasaba un brazo por detrás de mi cintura para juntarme aún más.
Le miré a los ojos y ya tenía la vista fija en los míos. Bajé mi mirada a sus labios.
-Bésame. -Le pedí.
Tardó un segundo en reaccionar, pero después agarró mi cara con su mano derecha mientras juntaba nuestros labios.
Su boca parecía hambrienta, aunque al principio sólo fueron dos o tres besos sin nada más que nuestros labios.
Después atrapó mi labio inferior entre los suyos para pasar su lengua por él. Y la guerra de lenguas se desató.
Rápidamente le quité su camiseta y pasé mis manos desde su abdomen hasta sus hombros mientras sus manos apretaban suavemente mi culo.
Me cogió de los muslos para elevarme al mismo tiempo que yo enlazaba mis piernas alrededor de su cintura. Me pegó aún más a la pared para no perder el equilibrio.
Sus besos fueron de nuevo a mi cuello mientras notaba como subía mi vestido hasta pasarlo por encima de mi cabeza y finalmente deshacerse de él. Después sus labios fueron a la parte superior de mis pechos, donde el sujetador no los cubría. Mientras besaba esa zona sus manos quitaron mi sujetador y él se separó.
-He querido tenerte así durante tanto tiempo. -Dijo mirando atentamente mi cuerpo casi totalmente desnudo antes de besar completamente mi pecho izquierdo.
-Dios... -Jadeé mientras su lengua jugaba con mis pezones.
Empecé a desabrochar sus pantalones y con un movimiento se libró de ellos. Me miró con cara preocupada. Sabía lo que eso significaba.
-Tomo la píldora. -Sonrió y volvió a la dulce tortura de mis pechos.
Sentía la presión de su erección contra mi entrepierna. Embistió levemente contra mí aún con nuestra ropa interior puesta y no pude evitar gemir. Bajó mis bragas a la vez que acariciaba por encima de mi zona sensible haciéndome suspirar.
No perdí el tiempo y yo también bajé sus sexys boxers negros. Me tentaba poniendo la punta de su miembro en mi entrada.
-Vamos, Niall. -Le apresuré.
-Dime qué es lo que quieres.
-Ya sabes lo que quiero. -Le contesté impaciente.
-Pero quiero que me lo digas. -Besó mis pechos de nuevo.
Puse mis manos a ambos lados de su rostro para que me mirase mientras me acercaba para que nuestros labios se rozasen pero sin besarnos aún.
-Quiero que me folles contra esta pared, porque eso me parece muy excitante. Pero quiero que me folles duro. -Le dije antes de besar sus labios nuevamente.
Me penetró de golpe y yo gemí.
Empezó a moverse dentro y fuera de mí, aumentando cada vez la velocidad.
-Joder, ____. Siempre me has puesto tan duro. No me puedo creer que lo estemos haciendo. -Seguía moviéndose a un ritmo constante.
-Lo sé. -Jadeé.- Niall, más rápido.
Y aumentó sus embestidas. Me mordí el labio inferior para no gemir demasiado fuerte.
-Quiero oírte, ____. ¿Te gusta que te folle duro?
-Sí.- Gemí y él hizo las embestidas más profundas.- Oh, Niall. Justo así.
El siguió taladrándome duro y rápido, haciéndome escuchar cada embestida en el silencio de aquella habitación. De pronto yo también empecé a mover mis caderas, intentando acercarnos más aunque eso era imposible.
-Sí, ____. Muévete. Así. -Jadeó en el hueco de mi cuello.
-Niall. -Gemí.- Me... Me voy a... -Aumentó aún más el ritmo de sus embestidas.- Sí, Niall. Oh, Dios. Oh, Dios. Ya llego.
-Córrete para mí. -Tras unas embestidas más alcancé el orgasmo. Mis paredes se apretaron alrededor de Niall. Él embistió uno, dos, tres y cuatro veces más hasta que también llegó al climax.- ¡Sí! -Noté cómo descargaba en mi interior y nos quedamos en esa posición unos minutos, abrazados mientras nos recuperábamos.