opinión de "a dos metros de ti"

Stella

-¿Qué pasó con la improvisacion, Stella? De hacerlo al "estilo Abby" -me provoca Mya.
    Levanto la vista de mi itinerario, y me río mientras lo doblo cuidadosamente y vuelvo a meterlo en el bolsillo trasero.
   -Roma no se construyó en un día -sonrío a ella y a Camila, orgullosa de mi broma vaticana-. ¿Lo entienden? ¿Roma?
    Camila se ríe y pone los ojos en blanco.
  -Tienes pulmones nuevos, pero no un nuevo sentido del humor.
    Respiro con fuerzas al oír estas palabras, y mis pulmones se expanden y se contraen con facilidad. Sigue siendo tan maravilloso que apenas lo puedo creer. Estos ocho meses han sido agridulces, como mínimo. Los nuevos pulmones son geniales, el dolor físico de la operacion dio paso gradualmente a una nueva vida. Mis papás vuelven a estar juntos, y todos empezamos por fin a curarnos. Como pasa con los pulmones, lo que se rompió no se ha arreglado. Las pérdidas de Abby y Poe son penas que no creo que vaya a superar plenamente nunca. Del mismo modo que, pase lo que pase, una parte de mí nunca podrá superar lo de Will.
Y me parece bien.
    El dolor me recuerda que ellos estuvieron aquí, que estoy viva.
    Gracias a Will me quede mucha más vida por vivir. Me queda mucho más tiempo. Aparte de su amor, fue el mayor regalo que podría haber recibido. Y ahora me cuesta creer que estuviera a punto de no aceptarlo.
    Contemplo los techos altos y los grandes ventanales del aeropuerto, la emoción recorre mis venas al dirigirnos a la puerta 17 para abordar nuestro vuelo a Roma. Un viaje largamente esperado. La ciudad del Vaticano y la capilla Sixgina y algunas de las muchas coaas que quiero hacer y ver. No las haré con Abby, y sin duda no tacharé esas tareas en la lista de Will, pero el simple hecho de hacerlas me acerca más a ellos.
    Me doy cuenta, al caminar, de que soy yo qyien marca el ritmo, mientras Camila y Mya me siguen un poco más atrás. Hace unos meses, esta caminata de hubiera hecho desfallecer, pero ahora tengo la sensación de que podría seguir indefinidamente.
    -¡Atención, foto! -dice Mya al encontrar la puerta, y levanta el celular y todas nos apretujamos y sonreímos a la cámara.
    Después del flash, nos separamos y miro el celular para ver una foto de mis papás desayunando, con los huevos y el tocino dibujando una cara triste y el texto: ¡YA TE EXTRAÑAMOS, STELL! ¡Mando fotos!
    Me río, y doy un codazo a Mya.
    -Eh, no olvides enviársela a mis papás, no paren de pedirme fotos y....
    Me interrumpo a media frase, al ver que tiene la boca abierta de asombro y que está mirando a Camila.
    -¿Qué pasa? ¿Volví a poner gesto raro? -pregunta Camila, suspirando-. No sé por qué sonrío simpre así...
    Mya levanta la mano para interrumpirla, y sus ojos indican con urgencia un grupo de personas que esperan pafa abordar en otra puerta, y se concentran en algo que está a mis espaldas. Camila respira con fuerza.
    Volteo, sigo su mirada, y el vello de la nuca se me eriza mientras paseo los ojos por la larga hilera de personas.
    El corazón se me acelera al ver a Jason.
    Y entonces lo sé. Sé que está ahí, antes incluso de verlo.
    Will.
     Me quedo helada en mi lugar, y él levanta la vista y nuestros ojos se encuentran, y el color azul en el que tanto he soñado caso me hace caer de boca. Sigue estando enfermo, con el oxígeno portátil colgando al hombro, tiene el rostro delgado y cansado. Verlo así, notar que mis pulmones se vuelven a llenar cuando los suyos no oueden hacerlo, me causa solor físico.
    Pero enconces su boca dibuja esa sonrisa asimétrica y el mundo se funde. Es Will. Es él. Está enfermo, pero está vivo. Los dos lo estamos.
    Tomo aire profundamemte, sin obstáculos, y me acerco a él, deteniéndome a dos metros exactos. Me mira con los ojos llenos de cariño. No llevo oxígeno portátil, ni un catéter en la nariz, ni me cuesta respirar.
    Soy una Estella nueva
    En todo, menos en una cosa.
    Le lanzo una sonrisa, avanzo y robo un paso más, hasta quedar a metro y medio de distancia.

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Gracias por darle una oportunidad a esta pequeña historia.

Creditos a la autora del libro "A dos metros de ti" ya que sin ella, este pequeño relato no seria posible.