Epílogo

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Habían pasado cuatro años desde que Jamie nació y se convirtió en la luz de sus padres. Se parecía tanto a los dos, era como ver una personita miniatura de ambos. Había heredado los hoyuelos de su madre y las arruguitas de su padre, sus ojitos eran completamente azules y cambiaban de color de vez en cuando.

Era un pequeño ángel.

Derretía a cada persona que conocía, era un encanto y tenía a todos en sus manos porque era una completa dulzura. 

Cuando visitaba a Louis en su trabajo, su banda dejaba de actuar con rudeza y le seguían el juego y Jamie estaba a gusto siendo el centro de atención. Sabía que su padre debía cantar en frente de muchas personas y que cuando llegaba su canción favorita y la de su madre, Louis, los iba a saludar.

También sabía que su mamá dibujaba muy pero muy bonito y que disfrutaba de tocar el piano con él sentado en su regazo. Sus familiares lo consentían demasiado cada vez que iban de visita.

Su vida había dado un giro de 180 grados desde que el pequeño Jamie había llegado a sus vidas.

Y ahora el Omega presiente que dará otro giro de 200 grados, pero solo es una ligera sospecha por el momento. 

Hasta que una buena tarde su ginecólogo le confirmó sus sospechas y para que lo leyera con sus propios ojos le entregó sus exámenes.

Tomlinson, Harry.

Niveles de hormona hGC: Presente

Se confirma que los exámenes marcan:

POSITIVO.

Atrapó sus labios entre sus dientes para aguantarse llorar de la emoción.

"Te lo dije, Harry" murmura Edward acunando sus manos en su vientre con una sonrisa "Debemos decirle a nuestro Alfa y a nuestro bebé las nuevas noticias"

El Omega asintió de acuerdo y a medida que avanzaba por la carretera hacia su hogar comenzaba a buscar opciones de cómo decirle a su familia acerca de la llegada del nuevo integrante a su pequeña manada.

Hasta que se le ocurrió una bonita idea y fue desarrollándola con minuciosidad los siguientes tres días, al cuarto día ya tenía todo planeado y listo para revelar su pequeño secreto.

Harry se reunió con su familia en la sala de su casa. 

Louis había vuelto de trabajar y su pequeño cachorro ya estaba en casa envuelto en un suave pijama de dinosaurio, adoraba a los dinosaurios, y esperaban al Omega para ver que ocurría para poder ir a cenar después. Tras haber sido recibido con muchos besitos y abracitos de su bebé y un beso en los labios de su Alfa.

Tenía una gran noticia que dar, solo esperaba que se lo tomaran bien. 

—Hazz, amor, ¿sucedió algo? Te ves algo nervioso y pálido, debería de llamar al doctor—murmura Louis abrazando a Jamie en su regazo y el cachorro abrazaba a su ranita de peluche, pero prestaba atención a su nerviosa mami.

Harry mordió su labio de lo nervioso que estaba y negó con la cabeza.

—No, Lou. Uhm ya fui al médico y me dijo lo que tengo.

Louis frunció el ceño en preocupación.

—¿Y qué es lo que tienes?

En lugar de responder, se dio la vuelta y puso play a la película casera que creó hace días. Eran recuerdos de ambos como novios, como recién casados, cuando Jamie nació y segundos después aparecieron tres puntos suspensivos en la pantalla, Louis y Jamie tenían la misma expresión en sus rostros, tras una pequeña cuenta regresiva apareció la ecografía que confirmaba el embarazo de Harry.

Mantas y Sonrojos ||Larry||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora