Prólogo

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Era un lunes común y corriente, Minho Lee apagó su despertador de un golpe y procedió a estirarse mientras sus ojos seguían cerrados, podía percibir la luz del sol y el calor de sus rayos sobre su cara, dio un suspiro y empezó a tallarse la cara para poder despertar por completo. Eran las 7:15 de la mañana cuando Minho logró sentarse sobre el borde de la cama, listo para meterse a la ducha y desayunar.
Mientras comía su pan tostado, acompañado de huevos revueltos y tocino, (todo aquello preparado por su madre antes de partir a su trabajo) uno de sus tres gatos se estiraba encajándole las garritas en el muslo.

— ¡Auch! Dori, no hace falta que me dejes rayadas la piernas, de nuevo.

El gato simplemente le maulló, se dio media vuelta y desapareció en la habitación del chico.
Cuando volteó a ver la hora en su celular se dio cuenta que eran 7:50 y ahora tenía 10 minutos de retraso para encontrarse con Jisung, quién era su novio casi desde el inicio del ciclo escolar. Ambos cursaban el último año de preparatoria y a Minho no le entusiasmaba demasiado la escuela, sin embargo cumplía con sus obligaciones desde siempre para no darle problemas a su mamá, sin embargo, desde que Jisung apareció en su vida todo era más colorido y emocionante, incluso la escuela.


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Jisung, por su parte, tenía que poner 10 alarmas cada 5 minutos empezando desde las 6:30 am. Cuando por fin se había hartado del sonido monótono de la misma se levantó, se lavó la cara y tomó una manzana del refrigerador, mientras terminaba de vestirse. Se había bañado la noche anterior y no sentía la necesidad de volver a pasar por ese proceso que desde su punto de vista, sólo lograba hacer que desperdiciara tiempo en las mañanas. Comiendo su manzana gritó a sus padres y hermanos quienes estaban desayunando como una familia normal:

— ¡Se me hizo tarde de nuevo! Los veo más tarde.

— Ten cuidado al cruzar, no corras. — replicó su mamá, quién estaba acostumbrada a esa escena, de lunes a viernes.

Jisung y su familia se habían mudado a esa ciudad un mes antes de empezar el último grado de preparatoria, gracias al trabajo de su padre. Se sentía molesto al respecto porque nunca le había sido fácil socializar con las personas, en su antigua escuela no era muy popular, pero al menos tenía un amigo confiable, él ya estaba en su lugar de confort. Todo el asunto de la mudanza le provocó ansiedad, la cuál se vió aumentada cuando llegó el primer día de clases a una escuela desconocida.
Sin embargo su descontento duró muy poco, ya que su compañero de asiento Minho, fue quien dio el primer paso al preguntarle cosas sobre él y ganándose su confianza fácilmente mediante bromas sarcásticas y conversaciones sobre sus gatos. Después de un tiempo de ser amigos, ambos habían confesado su amor por el otro y naturalmente terminaron en una relación romántica, en la cuál ambos parecían felices.
Ambos llegaron corriendo desde lados contrarios al punto de encuentro, una pequeña tienda de conveniencia, donde compraban su almuerzo antes de partir a la escuela. Casi chocan, sin embargo, Minho logró frenar y sostener delicadamente a Jisung entre sus brazos, le besó la coronilla tiernamente, tomo su mano y con una sonrisa en el rostro le dijo:

— Vamos, un nuevo día nos espera.

Entraron rápidamente a la tienda, escogieron su almuerzo de siempre y luego corrieron en dirección a su escuela, llegando justo antes de que su profesor encargado cerrara la reja.
Ambos se sentaron en sus lugares respectivos, sacaron su libro y cuaderno para la primer clase del día, matemáticas, y esperaron a la entrada del profesor. Cuando este llegó todos se pararon, saludaron con un “buenos días” robótico y distraído, hasta que el profesor dijo:

—Bueno chicos, quiero que saluden a su nuevo compañero, su nombre es Hyunjin Hwang y se acaba de transferir a la escuela, por favor sean amables con él y oriéntenlo en cualquier cosa que necesite.

Cuando terminó de decir el nombre del chico nuevo, Minho levantó la mirada que, hasta entonces se encontraba fija en el cuaderno de su novio, y entonces lo vió. Era pálido, alto, rubio y muy delgado. Sintió un vuelco en el pecho y extrañamente sintió que su cara se ruborizaba al mismo tiempo que la mirada de Hyunjin se cruzaba con la suya. Tragó saliva e intentó respirar profundo para calmar el latir desbocado de su corazón, pues temía que Jisungie lo escuchara.

— Minho ¿Te encuentras bien? — preguntó Jisung preocupado. — Estás pálido.

— Sí, no te preocupes. Me levanté demasiado rápido de la silla, es todo.— murmuró en respuesta.


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Era un lunes común y corriente. O al menos eso habían creído Jisung y Minho. Hasta la llegada de ese chico nuevo, cosa que sólo era el principio de muchas emociones revueltas para la, hasta entonces, feliz pareja.

¿Será el destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora