La perfección es algo irreal, una dulce fantasía tan enriquecedora que llega a matarnos en el hambre de la codicia. Nos hunde en un excitante apetito de sobrepasar el límite de lo imposible, hasta el punto en el que nuestro paladar no dejar de pedir a llantos una sola cosa; algo completo. En pocas palabras, perfecto.
Aquello que tantos buscan y desean, no existe... o eso me hacían creer, pero se me hace más apasionante pensar, imaginar, sentir que si existe, pero no solo mi persona, sino también distintos mundos, los cuales solemos llamar; cerebros, mentes, el pensar una persona, su razón de vivir. La perfección es inteligencia, lujuria, edad, pasión, felicidad, caracter, delgadez, gordura, grosor, color, maldad, rostro, sonido, voz, y de pronto, placer. Nadie puede decir que puede ser perfecto o no, todo se siente, suena, se observa de manera distinta, pero lo que si sé, es que al encontrar la perfección, no haces nada más que contemplarla, y caer a sus pies... a toda su merced. Esa es la razón por la que muchos no son felices
La perfección es lo último que le falta a cada persona para estar en total calma, para completarse. No quisiera sonar egoísta, algo cruel, inclusive presumida, pero... hace años que mi mundo se completó. He encontrado el máximo de perfección, más de lo que te puedas imaginar...
Yo la encontré a ella.
Soy un ser despreciable, despiadado, y ligeramente crudo, egoísta, solo pensante de su felicidad. Soy consiente de que mis palabras no concuerdan con mis afirmaciones, pero no sería capaz de mentir, por lo menos a mi misma.
Desde que mi madre enloqueció, no existieron más que días grises y sin sonido para mi, sin dulces voces que me endulzaran las mañanas. Aun tengo enterrado como un puñal el recuerdo de mi madre intentando quitarse la vida a través de numerosas pastillas para el sueño.
Existieron muchas personas después de eso, pero ninguna perduró el suficiente tiempo a mi lado como para volver a pintar el lienzo de mis alegrías, de mi vida. Pero por lo menos llegaron ellos, personas capaces de coser ese enorme agujero en mi corazón que impedía que mi habitual energía y felicidad surgieran nuevamente. Alguien capaz de hacerme sentir la paz que necesitaba.
Su nombre era Lee, y su nombre era AJ.
Lee, no era más que un ex convicto intentando recuperar su vida. El solía ser el conserje de mi escuela. Recuerdo que nuestro primer encuentro fue muy encantador y ameno, hace meses que no tenía una conversación tan encantadora, o por lo menos, entretenida, algo que no tuviera que ver con la enfermedad de mi madre.
Y AJ, bueno... era un pobre niño con el doble de desgracias que las mías. Poco sé de su pasado, pero con lo poco que sé, es inevitable que el corazón no se me encoja por lo menos un poco. Su madre fue asesinada a golpes por su papá, alguien con una percepción muy equivocada de lo que puede ser perfecto, pero obviamente correcta para el. La había acusado de mala madre debido a que ella pretendía criar a AJ junto otro hombre, su esposo. No pudo soportarlo más... y fue al hogar de su familia, matándolos a ambos. De no ser por que los vecinos oyeron todo el escándalo, AJ estaría en manos de ese desastroso hombre. Después de aquel incidente, AJ llegó a parar en un orfanato, en el orfanato de Green Gables.
Y Lee quería formar una nueva familia lejos de su esposa.
AJ se convirtió en el afortunado hijo adoptivo de Lee Everett, que apesar de no ser alguien perfecto, pudo, puede ser, y logra hacer feliz a AJ.
Desde los primeros días, ese pequeño demonio no fue más que el causante de mis pesadillas, pero ahora, no puedo hacer nada más que quererlo y darlo todo por el, por el niño que logró ganarse mi corazón. Yo era feliz, soy feliz, pero... algo faltaba en ese rompecabezas.

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~ A f r o d i t e ~ / One - Shot
القصة القصيرةClementine es consiente de que la perfección no existe, que es un sueño paradisíaco que nadie logrará alcanzar. Pero apesar de ella querer creer que la perfección es un punto de vista y decisión responsable de cada quién, no esperaba encontrarse con...