Mar de desamores; moonsun

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Un marinero solo es fiel a la olas del mar y a su propio criterio, no tiene tiempo para rosas ni naufragios de romance o deseo.

Moonbyul era un capitán de copa y borda, que saltaría al mar frío si su honor se ve peligrando, orgullosa como ningún otro y creyente fiel de que el oro siempre valdría más que las mujeres.

Sus pasos ruidosos sobre el piso de madera, su espada en mano y empuñandola siempre con fuerza.

A lo lejos se escuchaba un golpeteo.

Se escondía tras los barriles de vino tinto y entre las redes de pesca no dejando escapar de sus oídos aquel ruido sordo, un golpe constante que de las habitaciones en la otra punta del barco provenían. Una mujer jadeaba con desespero rogando piedad a algún desgraciado que entre tantos licores había perdido el sentido y coherencia.

La sangre del capitán hervía en sus venas oscuras y sus botas cada vez pisaban con más potencia. ¿Cómo osaba aquel insecto a cometer actos de vandalismo en un barco de su propiedad? ¿Acaso debía cortarle otra pierna a aquel inservible barrigón de malas aguas?

"Por favor suelteme, prometo escapar sin decir una palabra, no me volverá a ver"

Por el pequeño ventanal de la puerta logró apreciar su rostro de sufrimiento, su corazón se sintió apenado al ver lágrimas tan amargas recorrer su hermosa piel de porcelana y de una patada Moon derribó la puerta, el filo de su espada no dudó un segundo en derramar la sangre de aquel bestia en solo un par de segundos, en silencio se regañó por no tomar en cuenta los mal hablares que el tripulante tenía a sus espaldas.

"POR FAVOR NO ME HAGAS DAÑO, JURO PAGAR EL PRECIO QUE DESEE, PERO LE RUEGO NO ME LASTIME"

Byul le miró de pies a cabeza y con un movimiento le indicó que la siguiese.

"Solo mantén tu boca cerrada y mi espada no derramará tu sangre"

Byul yi era un capitán de pies a cabeza, su mente y corazón le eran fiel a los cuatro mares.

Pero cada pirata tiene un tesoro y este pirata jamás tendría menos que el resto de marineros.

Las semanas pasaron con rapidez, Moon se hacía cargo de la hermosa mujer bajo su propia mano, no deseando reposar a su dama en las sucias manos de sus cadetes. Le preparaba los más exquisitos festines y comía en su mesa junto a ella, sus prendas jamás serían de andrajos ni sus pies estarían descalzos.
Jamás necesitaría emplear un arma bajo su protección mas le permitía tomar las suyas y abrir fuego si ella deseaba hacerlo.

Más el capitán no se abriría jamás en palabras con la doncella.

"Gracias por todo, Moon, realmente aprecio todo lo que haces por mi"

Sus palabras fueron tan dulces que el agua bajo sus pies parecía dejar de ser salada.

Solar era el nombre de la desquiciada mujer de ojos morenos, que ante cualquier pronóstico en cosa de un par de semanas dominaba y empujaba su espada mejor que cualquier tripulante a bordo, en contraste su dulzura era tan tierna y suave que de a poco y por momento el corazón del capitán se sentía acaramelado.