Calsoo

Soñando despierto

Narra Jongin:

Un alma inválida, un corazón discapacitado, incapaz de amar, era imposible sentir tan siquiera odio hacia alguien. No habían sentimientos; solo existía el deseo, las descontroladas ansias por tener alguna víctima dispuesta a ser sometida a juegos sexuales. Así es como empieza mi historia...

Una de las tantas veces que me encontraba buscando mi preciada víctima, tuve la desgracia o fortuna de toparme con esa persona. Simplemente una víctima más, o así lo creía yo. Era diferente, algo nuevo por experimentar. Un pequeño hombre que llamó mi atención por su físico; solía ser muy superficial, pero admito, fue extraño fijarme tan fácil en un hombre, cuando solo había tenido experiencias heterosexuales a lo largo de mí desgraciada vida.

Fue realmente dificultoso atraparle en mis redes, no me imaginé que esa casi perfecta miniatura fuera tan egocéntrico, menos que le encantara que el mundo entero le rogara, ¡Desgracia la mía! Cuanto odiaba rogar, cuanto odiaba que él fuera el único que me hiciera insistir por algo, cómo un perro callejero arrastrándose por comida. A medida que pasaban los días podía sentir un extraño apego hacia él, era tan jodidamente desesperante tenerlo en la mente casi todo el día. Él parecía un maldito psicópata acosando mis pensamientos. No, pensándolo bien, el psicópata era yo, por acosarle en todas partes donde le veía. Pero cómo siempre, gané. Fui afortunado de convencerle para tener una noche, tan solo una a mi lado, o para ser más claro, debajo de mí.

Por fin ese día llegó, estaba en su casa y ¡Joder! qué estaba ansioso por lo que iba a ocurrir, me invitó a seguir hasta su habitación, tan calmado, tan casual, como si estuviera acostumbrado a meter hombres en su cama. No sabía si debía sentirme tranquilo por esto o simplemente huir en ese instante, realmente me sentía un inexperto, ¡Pero mierda, era un hombre! ¿Cómo se supone que debería empezar? ¿Debía imaginar que era una mujer?, tenía un poco de nervios, me iba a ver estúpido tratando de metérsela por ese lugar... Ese lugar tan inexplorado para mi amiguito.

- Mm... Bueno, ya que estamos aquí ¡Ponte en cuatro! -Le incité con un poco de nervios. Trataba de disimular simplemente ocultándolos con mi faceta de 'follador profesional', pero sé que desgraciadamente se daría cuenta que nunca antes me había acostado con un hombre.

-Espera, espera... ¿Qué me ponga en cuatro, dices? Primero chúpamela, o no hay trato -Dijo el muy desgraciado con su casual tono de niñito egocéntrico. Me daban ganas de dejar todo tirado, pero ¡Vaya que lo deseaba!

- ¿Chupártela? Estás bromeando ¿verdad?, Primero hazme eso tú, luego te la sigo -Mis ojos casi salen de sus órbitas cuando me pidió que le hiciera sexo oral. Era casi tan difícil cómo pensar en metérsela. ¿Y si me daba asco y vomitaba? ¿Qué tal si no se había bañado o la tenía grande y ahogadora?

- ¡Perfecto! No habrá sexo entonces, así de simple. Solo tienes que hacerme un oral, eso es todo.

- ¡Agh! ¿Por qué tienes que tener esa actitud tan manipuladora? No es justo... -Resignado, le tuve que tomar por las caderas, dándole leves empujones hasta situarlo en la cama, le abrí un poco las piernas y empecé a desabrochar sus pantalones, mientras me hacía una idea de cómo empezar con semejante trabajo. Tuve que ponerme en los zapatos de las acompañantes de cama que lo habían hecho antes conmigo.

Luego de haberle quitado los pantalones, vacilé un poco con el borde de su ropa interior, trataba de perder un poco de tiempo para pensar cómo hacerlo mejor, sin que fuera muy notoria mi inexperiencia. Una de mis manos se deslizó bajo los calzoncillos del pequeño, hasta tomarle la entrepierna, ¡Gracias al cielo! Estaba realmente agradecido de no tener que lidiar con un miembro de exageradas proporciones. Estaba un poco caliente, podía sentir cómo palpitaba entre mi mano. Decidí sacarlo de allí y darle un vistazo más detallado. Su tono era entre blanco y rosado, se me hacía un poco bonito... ¡Fuck! ¿Desde cuándo era tan homosexual?