III

105 13 0
                                    

Para cuando tenía 5 años y fue navidad, se encontró a él solo y su padre cenando una aburrida sopa instantánea, porque su papá no sabía hacer algo más. Su mamá tuvo que llevar a Shuyang de urgencia al hospital por una enfermedad en los pulmones, donde pasó una semana entera ahí.

Cuando se graduó de primaria y recibió un diploma por su gran desempeño en matemáticas, solo pudo ver a su abuela ondeando su mano con una sonrisa hacia él. Ninguno de sus dos padres estaba porque su padre tenía trabajo que atender y su mamá simplemente no fue a la ceremonia por quedarse con Shuyang en casa, porque no le gustaba el bullicio y en ese lugar habría mucha.

O para su primera presentación de baile, hace unos cuantos años atrás. Él le pidió a su madre que por favor fuera. Su mamá le dijo que era un egoísta por no pensar en Shuyang, diciendo que él se pondría nervioso con el volumen de la música, entonces ella debía quedarse en casa para cuidar de él. Igual en esa ocasión solo estuvo Heeseung sentando con una sonrisa triste.

Esas y varias ocasiones más, donde sus padres tuvieron que limitarse con él, ya sea por trabajo o porque Shuyang necesitaba algo.

Mucha gente le ha preguntado que, si no le tenía cierto rencor a su hermanito por eso, y él decía que no. No tenía por qué. La condición que Shuyang presentaba no era de su elección, y la sobreprotección de sus padres hacía él, menos. Sin embargo, a veces se sentía celoso de que Shuyang pudiese dormir con sus padres cuando pasaba una mala noche, a diferencia de él que lo mandaban a su habitación con la excusa que ya era un niño grande y debía dormir solo.

Él quería a su hermanito, siempre lo haría y también lo protegería de cualquier estúpido que tratase de meterse con él.

Con ese último pensamiento, termina de lavarse los dientes. Se seca con la toalla que tiene colgada a un lado. Vuelve a su habitación, donde toma su chamarra y frente a su espejo se la pone. Irá a casa de Heeseung a cenar y ver películas. Está a dos cuadras, entonces no necesita nada más que sus pies para ir. Es temprano, así que no corre ningún peligro.

Al bajar, Shuyang está sentado en el sillón individual, lo que él llama "su lugar", mirando su reloj, luciendo impaciente.

—Se hace tarde— el menor dice, aún con la vista en su muñeca.

—Oh, Won— su madre sale de la cocina, secando sus manos con un paño—. Lleva a Shuyang a casa de XinLong, toma el auto.

—Pero mamá, voy a casa de-

—Pues vas después.

—No puedo, para luego él-

—Jungwon, por favor. No estoy preguntando, solo te estoy pidiendo un simple favor.

—¡La casa de XinLong está como a veinte minutos! ¡llévalo tú!— le grita, desesperado.

—Llevas a Shuyang y vuelves a la casa. Ya no vas a casa de Heeseung. Me ayudarás con la cena. ¡No tienes derecho a gritarme!

—¡Jungwon!— Shuyang le grita ahora, se estaba haciendo tarde y comenzaba a perder la poca paciencia que se le brindó al nacer.

De mala gana, Jungwon toma las llaves colgadas en el lugar especial y no dice nada, pero su hermano menor entiende que es momento de irse.

—¡Nos vemos, Yang Yang, diviértete!— su madre le dice, feliz de ver a su hijo menor siendo capaz de poder haber encontrado a su alfa.

—No se supone que debas hablar por teléfono mientras manejas— le dice el omega menor, una vez ya en el auto en movimiento. Su postura denota nerviosismo, pero Jungwon la ignora.

El mayor le hace un gesto para que guarde silencio y obedece, con su mirada fija al frente.

—¿Hee?— pronuncia Won al escuchar que el teléfono es descolado apenas 3 veces timbrado.

Dark OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora