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De todas las situaciones en las que Yoongi se imaginó vivir en la universidad, definitivamente, estar en una casa con cientos de cristos, santos y velas no era una de ellas.

Y no es que le molestaran las religiones, tuviera algo contra ellas o las odiara, simplemente le daban miedo las representaciones de cristo en la cruz. Y no importaba su edad, a él sencillamente le atemorizaba.

Pero bueno, no es como que pudiera evitar la situación, pues debía realizar un trabajo en equipo y para su fortuna, Park Jimin fue el elegido para ser su compañero. Por eso no se quejaba, Jiminie era un buen estudiante, era centrado y para nada arrogante con respecto a su sabiduría, al contrario era amable, dulce y carismático.

Llevaban al rededor de dos horas en la casa de Jimin, trabajando arduamente, claro, siempre en su sala y eso fue algo que no comprendió por completo, sí era muy cómoda, pero su madre no dejaba de observarlos, como si 30 cristos crucificados no fueran suficiente.

— ¿Deberíamos agregar el amarillo por aquí? — preguntó Jimin, sacándolo de sus pensamientos.

— ¿Eh? — agitó la cabeza para entrar en contexto.

— El amarillo, me parece que podríamos usarlo de esta manera — le mostró el diseño en la computadora y él asintió.

— Me gusta, es estético y contrasta bien con los demás colores — coincidió.

Ambos estudiaban diseño gráfico y a uno de sus profesores le pareció interesante poner a prueba su imaginación y ahora debían hacer un paquete gráfico para una empresa falsa.

Un semestre y ya les explotaba la cabeza y el bolsillo.

Lo que se traducía en horas y horas, probando logos, colores, tipografías, texturas, formas, etcétera, etcétera.

— Jiminie, ya me voy al trabajo — aviso la madre de este, ya con su bolso en el hombro y una sonrisa cortés.

— Bien, nos vemos mañana — se despidió Jimin.

— Si Dios nos da licencia — dijo ella persinandose —. Fue un gusto conocerte Min Yoongi, quédate en tu casa.

— El gusto fue mío — sonrió y le dio una reverencia de respeto.

Los chicos se quedaron en silencio, hasta que el ruido del auto les indicó la lejanía de la mujer.

Yoongi notoriamente relajó su postura, provocando una risa bajita en Jimin.

— ¿Mmh? ¿Pasa algo gracioso? — preguntó curioso por el suave sonido, desde que había llegado todo el ambiente había sido muy profesional.

— Es que pareciera que estuvieras en un examen y justo ahora dejas de ser observado por el profesor — sonrió burlón.

— Debes admitir que la situación así lo parecía — protestó —. Tu madre desde que llegue no dejó de observarme, como si fuera a robarme algo.

Contrario a ofenderse, Jimin soltó una carcajada.

— Perdónale, no es porque creyera que robarías algo, es simplemente que eres hombre —. Se encogió de hombros, como si esa fuera la respuesta que tanto buscaba.

— No entiendo.

— Bueno, mamá no es buena con algunas situaciones, — Jimin intentó explicarle con más claridad —. Para mi mamá, la homosexualidad es que me gustan todos los hombres, por lo tanto, al, tú, ser hombre y venir a mi casa, significa que quiero llevarte a la cama, por esa razón tampoco estamos en la habitación.

Yoongi abrió su boca, entendiendo y analizando las palabras de Jimin.

— Y haberse ido al trabajo qué significa

Entre Cruces y Trabajos Escolares Donde viven las historias. Descúbrelo ahora