Prólogo

213 21 1
                                    

El clima ese día en el infierno era uno de los peores que se pudieran imaginar.

La lluvia intensa caía como si del diluvio se tratase, aun así, esto no era suficiente como para detener a los pecadores, diablillos y criaturas que habitaban este inhóspito lugar para hacer de las suyas en este paraje hostil.

Siendo un demonio alado de rasgos felinos y un demonio arácnido peliblanco, siendo un par, en millares, que estaban en las calles de la ciudad Pentagrama.

Pero a diferencia de los millones más, estos dos no estaban para hacer fechorías o hacer porquerías en medio de la vía pública, como era el caso de los demás. Estaban en busca, a petición, para no decir, exigencia de Niftty, de la busca de Alastor, quien llevaba dos semanas perdido del hotel.

Se había ausentado tanto tiempo, que incluso la pelirroja estaba preocupada.

La princesa también lo estaba, estaba nerviosa e insegura del bienestar de mitad ciervo, pero su enorme orgullo, y las emociones que le invadían, le impedían hacer algo para saciar su curiosidad y borrar rastros de preocupación por ese maldito mentiroso.

Incluso cuando estaba enojada, en serio enfadada, de ese desgraciado mentiroso embustero. Este no se le podía salir de la cabeza.

Así que discretamente, muy discretamente, convenció a la pelirroja para que insistiera al par de miembros del staff del hotel, para que salieran en busca de ese desgraciado, que había salido del hotel en circunstancias, que ni el mismísimo Angel Dust, quien se sabía de todas o todas lo esperaban.

Vaya secretito se tenía guardado el ciervo, que, a todos en el hotel, huéspedes y miembros del staff por igual, había dejado con la boca abierta.

La causantes de este embrollo, se hospedaba en el hotel y, aunque no fue la intención de hacer este escándalo, no podían negar que eran la envidia de todas las mujeres del hotel. A excepción de Charlie, quien no podía negar que saber quien eran en realidad y el tipo de relación que mantuvo con Al, le hacían hervir la sangre en tan solo pensarlo. Más que eso, le daban celos ya que siempre pensó que era la única en la mente del pelirrojo y en la vida de este.

Sinceramente no esperaba que hubiera más de una, Alastor se había forjado una fama de evitar cualquier relación amorosa o sentimental, a excepción de la Overlord Rosie y Niftty, pero al parecer era mejor mentiroso que el mismísimo Lucifer. Y eso era mucho decir.

[...]

—Vamos Husky, llevamos horas buscando a sonrisas, y no hay paradero de ese creepy. — comento el peliblanco. Quien sentía que sus pies iban a estallar en cualquier momento por estar caminando por horas. En serio se preguntaba porque no compro un auto con todo el dinero que había generado con Valentino, pero recordó que se lo había gastado en drogas.

—¡Lo sé maldito afeminado!, no estoy feliz de buscar a ese mal nacido, pero ya ves el maldito problema que género en el hotel. — blasfemo, a la par que el amargado Husk sacaba una botella de alcohol barato de entre sus alas, para beber del contenido.

—Entonces, ¿dónde falta por buscar?

—En Rosie's Emporium y en...— trato de recordar el otro local que no habían revisado en villa Caníbal.

—Recuérdalo rápido cariño, detesto estar en este lugar, todo mundo me mira de una forma que a mí no me gusta. — dijo el afeminado, bastante incómodo, en cómo le miraban los habitantes de aquel poblado. Pues parecía que le querían comer, y no de la manera que a Angel Dust le gustaría.

—El cabaret de Mimzy, si en el cabaret de esa regordeta. — chasqueo los dedos al recordar, pero con el alcohol tomando el control de su lengua, hablando improperios sin siquiera pensarlo.

La Vie en RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora