Cada que la luz emerge al cielo, yo tiemblo junto con el mundo bullicioso, las luces artificiales iluminan toda calle silenciosa pero no lo hacen con mis penares.
Cada noche es más larga.
Más dolorosa.
Más triste y monótona.
Otra noche dónde mis ángeles me abandonan por el miedo de mis pensamientos. ¿Quizás sólo es miedo?
¿De quién? ¿Acaso es de mi mismo? ¿O del inevitable paso de los días que me arrebatan mis colores en el alma?
Respiro más lento, esperando que no haya un segundo.
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Cartas de una suicida
Teen FictionDescribir una vida en un párrafo es sólo una blasfemia.