De camino a Baja California Sur

77 3 0
                                    


En la mañana podemos ver que Nando está convenciendo a su abuela toñita de que van a ir a cuidar algo hasta baja california sur y que es muy importante. su abuela lo mira con cierta duda y solo le dice que tenga cuidado y que más les vale que no le este mintiendo. Mientras tanto podemos observar que Leo ya estaba cambiado y listo para salir de puebla a hacer su ultima aventura, agarro su saco (no recuerdo el nombre de ese bolso ._.) y metió el libro junto con una fruta, pan y agua.

Leo: Bueno, mi ultima misión, estás listo Leo? jeje, si

Nando: Okey chisguete, vamonos yendo.

Leo: Muy bien hermano *llama a un carruaje*

Mientras tanto los fantasmas...

Xochitl: Caray, teodora hay que apresurarnos, no hay tiempo para planear bodas ahora mismo

Teodora: Si, si ya lo se xochitl, solo quiero alistar-*xochitl la jala*

Evaristo: Estas vibras no me gustan, porque mejor no bajamos la mala onda?

Don Andrés: Mejor hay que apresurarnos antes de que el carruaje se vaya

Evaristo: Okey

Los fantasmas entraron en el carruaje en el que iba Leo y nando

Leo: Disculpe señor, podría llevarnos hasta Guanajuato?

Señor: Con gusto pero sería muy caro de llevarlos

Leo: No será problema, solo llévanos

Señor: Como usted guste

-------------------------------------------

Una vez llegan a guanajuato leo y nando deciden descansar al aire libre en un hotel, nando ya estaba dormido pero Leo quiso salir por un rato a tomar un respiro y quiso empezar a leer el libro, encontró una historia que empezó a leer con claro detenimiento, al parecer la historia era en Zacatecas, le intrigo y quiso ver si era posible ayudar a ese espíritu en pena, la historia cuenta así:

La calle de las Tres Cruces

corría el año 1763. Don Diego de Gallinar era un hombre apegado a la tradición. Vivía con su sobrina, Beatriz Moncada, una joven muy hermosa que llegó en casa de su tío luego de haber perdido a sus padres. Por su belleza y juventud, era el centro de todas las miradas en la calle de las Tres Cruces.

Pero no cualquier pretendiente era capaz de cautivarla, solo un joven indígena llamado Gabriel, a quien había conocido en una festividad de la zona. Inspirado por el amor más puro, Gabriel le dedicaba una serenata cada noche, mientras Beatriz le correspondía religiosamente desde su balcón.

Don Diego, lejos de creer en cuentos románticos, le había impuesto a su sobrina un matrimonio arreglado con su hijo, Antonio de Gallinar, quien anhelaba el momento de consumar la alianza con la joven más deseada del pueblo.

Hasta que una noche, cuenta la leyenda, don Diego descubre las serenatas nocturnas de Gabriel y le impone marcharse con autoridad y agresividad. El joven indígena responde firme que se va por compromiso y respeto, más no por temor a la violencia de don Diego.

Él, al sentirse afligido y retado, ataca a Gabriel con su espada, cuando entre el forcejeo termina herido de muerte con su misma arma. De repente Gabriel, aún despistado ante la escena terrorífica, siente una puñalada por la espalda.

Destinos reparadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora