Parte 1

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¿Cómo describir el inicio de tu día con una sola palabra?

Tal vez con un muy acertado: horrible.

Eso podía encajar perfectamente con la descripción que buscabas, estabas ofuscada, apurada y con un montón de preocupaciones en la mente.. y apenas eran las nueve de la mañana. En otras circunstancias te hubiera encantado despertar más tarde que eso, pero teniendo en cuenta que debías estar ya en el salón, sentada en tu asiento, tomando unas de las clases más aburridas de la existencia pues.. digamos que eso de aún seguías en el pórtico tu casa no sonaba precisamente bien.

La primera de las cosas que estaban en tu lista negra. La segunda era otra que tu misma te encargaste de agregar por voluntad propia.

La habías elegido en un momento de decadencia o estupidez pero te arrepentías con creces.

Lo odiabas.

La carrera de Derecho era una completa mierda, no tenías dudas. Tampoco sabías aún como demonios se te ocurrió estudiar eso, tantas carreras que podías ejercer y ahí ibas a escoger la peorcita de todas.

"Es que eres una tonta Mily, ya te lo digo yo"

Recientemente estabas viviendo el hermoso principio de Mayo y el inicio de ese mes traía consigo la muy esperada culminación del semestre más largo de tu vida. Estabas ansiosa por mandar a la mierda a la asquerosa facultad.

Pero por el momento te encontrabas apresurada, deseando que el autobús en el que ibas se diese prisa, sabías que era la hora pico, pero maldición; de verdad que no avanzaba ni una mierda.

Por sino fuera peor, parecía que el clima no estaba de tu lado, hacía un sol tremendo que te dejaba ciega con tan solo mirarle un segundo. Todo estaba de lo más horrible y para acabarla de empeorar; estabas en la terrible semana de exámenes.

No te podías dar el lujo de faltar a clases cómo estabas acostumbrad, porque sí; eras así, cuando no tenías ganas, simplemente faltabas.

"La asistencia no te importa en lo más mínimo, ¿verdad?"

Querías convencerte a ti misma de que tu cuerpo, tu mente y tú espíritu siempre llegaban a un limite y de vez en cuando te dabas tus respiros, sabías que los días inhábiles no eran suficientes para reponer todo el esfuerzo empleado, a veces llegabas a tu máximo entre semana. O simplemente te quedabas dormida y no habia mucho qué hacer. Pero siempre tenias una razón para faltar, aunque te daba la impresión de que si faltabas durante ese periodo tan crítico, no tendrías ni el perdón de Dios.

Era importante y eso era lo que más detestabas, porque usualmente te hubiera importado poco tener un pequeño retraso en el reloj, y ahora sentías la culpabilidad acabando contigo conforme los minutos pasaban y esa chatarra de autobús no avanzaba. Parecía que tu racha de mala suerte no terminaba ahí, porque encima ibas de pie, respirando el no muy grato olor que desprendían los cuerpos masculinos que estaban a tu lado, si pudieras, ya le hubieras dado una pésima calificación a ese viaje. No veías la necesidad de estar soportando el olor a axila durante todo el transcurso.

Gracias al cielo que después de lo que pareció todo un día de intoxicación, te bajaste; respiraste un poco de aire fresco -cómo ya venías necesitando desde hace rato-, y fuiste directo a tu destino, ya querías ver que otra cosa horrenda se te aparecía en el camino. Por lo pronto, miraste tu móvil para verificar que tan tarde estabas llegando y al ver que faltaban diez minutos supiste que ya habías perdido la primera clase, maldijiste en voz baja, no podías llegar en cinco minutos ya que.. te quedaba ridículamente lejos y por más que corrieses no podrías llegar a tiempo y en todo caso de que así fuera, dudabas mucho que tu profesor se apiadase de ti y te dejara ingresar a su clase. A una que de seguro ya habría acabado.

Mommae; pjm // ONE SHOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora