IV

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Akutagawa se miró frente al enorme espejo de cuerpo completo que Atsushi había puesto dentro de la habitación de ambos, frunciendo el ceño con evidente molestia. Podía observar su abultado vientre de seis meses de embarazo y el evidente peso que había comenzado a ganar debido a sus antojos nocturnos y más hambre de la normal, pero lo que realmente molestaba al azabache eran esas notorias marcas que surcaban su piel ahí donde ésta se estiraba.

Estrías, eso es lo que eran. Horribles y molestas estrías por el embarazo.

El azabache torció la boca con desagrado, pasando la yema de sus dedos de forma superficial por esas marcas tan feas a su parecer. No es que su cuerpo estuviera completamente impoluto de cualquier imperfección, de hecho tenía muchas cicatrices que había acumulado a lo largo de los años por vivir en las calles y durante su trabajo como detective en la Agencia.

La diferencia es que el azabache consideraba esa marcas, esas cicatrices, como un orgullo y una prueba física sobre su cuerpo de su propia capacidad para sobreponerse a cualquier obstáculo que se le pusiera enfrente. Las estrías por el embarazo simplemente estaban ahí por el estiramiento de su piel, no había nada honorable en eso, ademas de que eran más notorias y hacían sentir extraño a Akutagawa, como si tuviera la necesidad de ocultarlas.

El ruido de la puerta principal al abrirse y el característico "¡Estoy en casa!" de Atsushi hizo que los nervios del azabache se dispararan rápidamente dentro de su cuerpo; poco le faltaba para estar completamente desnudo pues solo llevaba encima su ropa interior, el que Atsushi lo viera a plena luz del día y que pudiera apreciar con más detalle esas horribles marcas en su cuerpo hacían que Akutagawa se sintiera peor.

Casi con desespero corrió hacia el enorme armario para buscar algo que pudiera cubrir la parcial desnudez de su cuerpo pero el albino fue más rápido y entró a la habitación sin mayor ceremonia en busca de su pareja. Akutagawa estuvo tentado a usar a Rashomon para sacar a la fuerza al mafioso de la habitación pero por desgracia sabía que no podía ni debía hacerlo.

—¡Largo! ¡¿No ves que estoy vistiéndome?! —Le arrojó lo primero que tuvo a la mano lo cual resultó ser el control remoto de la televisión. Atsushi lo esquivó sin problemas, mirando embelesado la figura de Akutagawa como su fuese la octava maravilla del mundo. —¡Atsushi sal de una maldita vez!

—Es la primera vez que te veo desnudo desde que nos enteramos que íbamos a ser padres. —El menor ignoró la orden adrede, acercándose hacia el azabache con una amorosa sonrisa en el rostro, queriendo tocar nuevamente esa deliciosa piel de porcelana. —Estás tan hermoso como te recuerdo Ryuu, no hay nada en todo el mundo que pueda igualar tu belleza.

El azabache no dijo nada y tan solo se dedicó a desviar la mirada, mordiéndose el labio inferior y teniendo que tragarse el coraje que sentía en esos momentos. Atsushi tenía razón, desde que ambos comenzaron toda esa peripecia no habían tenido intimidad como pareja y no es que no lo desearan simplemente eran demasiado cuidadosos con el tema del bebé y todo lo relacionado al embarazo que preferían aguardar hasta que su hijo naciera.

Akutagawa no iba a admitir que también extrañaba sentir el calor del cuerpo de su Alfa, ambos desnudos sobre la cama juntando sus pieles y volviéndose uno. Extrañaba sentir esa dualidad en las acciones de Atsushi, de ser dulce y cuidadoso a volverse una fiera incontrolable que se derretía a la más mínima caricia del Omega. Sin embargo no pudo seguir perdido en sus fantasías al sentir con horror como el albino pasó suavemente sus dedos por esas malditas marcas que tanto odiaba.

El Omega se hizo para atrás como si el tacto del Alfa le quemara la piel, sorprendiendo al más joven por tan repentino rechazo.

—¿Ryuu...? —Pero el azabache no quiso voltear a verlo, sabiendo que encontraría una expresión desolada en el rostro de su Alfa. —¿Ryuu, que ocurre?

—No me gustan... —Murmuró apenas lo suficientemente entendible, apretando los puños y reteniendo las ganas de cubrir sus estrías con sus manos para que Atsushi no tuviera que seguir viéndolas.

—¿Qué cosa? ¿Qué es lo que no te gusta? —El albino intentó acercarse de nuevo, dando pasos pequeños y comedidos. Akutagawa lo dejó sostenerlo entre sus brazos, escondiendo su rostro en la curva del hombro y cuello del albino, aspirando el aroma del Alfa.

—Odio estas malditas marcas de embarazo. —Confesó finalmente, apretando la suave tela del suéter de Atsushi con sus dedos, sintiéndose curiosamente más tranquilo después de aquella confesión. —Odio estas horribles y asquerosas estrías, odio como se ve mi cuerpo...

—Ryuu eso es totalmente normal, estas embarazado y esas estrías que tanto odias son la prueba inequívoca que estas cargando a nuestro hermoso bebé, no deberías sentirte mal por eso. —Besó la mejilla del azabache con amor, rodeando con cuidado  al detective y presionando sus cuerpo de forma más íntima sin dañar el vientre del Omega. —Yo amo esas estrías de las que tanto te quejas, las adoro al igual que adoro tus cicatrices, tus pecas y lunares, adoro todas y cada una de tus imperfecciones Ryuu.

—Lo dices tan fácil porque no eres tú el que tiene que cargar con esto. —Refunfuñó todavía sin atreverse a mirar el rostro del albino, sabía que las dulces palabras de Atsushi lo habían hecho sonrojar cual jitomate maduro.

—Sabes que no me importaría en lo absoluto, con gusto sería la madre de todos lo hijos que quisieras Ryuu. —Atsushi se rió un poco, imaginándose cómo se vería él con un abultado vientre. Con cuidado separó su cuerpo del contrario para poder mirar a los ojos de su Omega. —Ryuu para mi eres el ser más hermoso y perfecto de todo el universo y no habrá nada que me haga cambiar de opinión, jamás. Con o sin estrías sigues siendo el temible y poderoso Ryuunosuke Akutagawa y eso nadie se atreverá a negarlo.

El Omega relajó sus facciones, sonriendo lo suficiente para que el albino supiera que ya se encontraba mejor.

—Lo sé, es solo que las hormonas hacen que piense cosas que no debería... —Admitió con una enorme vergüenza, mirando a los bonitos ojos de su Alfa e imaginando cuan hermoso sería su cachorro si los tuviera también. —A veces siento que ya no voy a gustarte...

—¡Jamás vuelvas a pensar eso! Eres lo mejor que me ha pasado en la vida Ryuu, nunca te atrevas a dudar que me encantas. Estoy loco por ti y sé que lo sabes muy bien. —Con cuidado picó una de las pálidas mejillas del azabache, algo que el mayor permitió sorprendentemente. —Yo haría lo que fuera por ti, yo moriría y mataría por ti, pídeme lo que quieras Ryuu, pídeme lo que sea que desees, me tienes a tus pies, a tu completa merced ¿Y sabes por qué?

El azabache negó, esperando que el enorme sonrojo de su rostro no fuera tan notorio ni que la boba sonrisa enamorada lo delatara demasiado. Atsushi lo besó tiernamente antes de continuar:

—Porque estoy estúpida, perdida y patéticamente enamorado de ti Ryuu. —Finalizó, volviendo a besar al Omega, volviendo a rodear con sus brazos el cuerpo de Akutagawa, solo que en esta ocasión fue más que correspondido por el azabache. —Créeme cuando te digo que te asustaría saber la magnitud de sentimientos que evocas en mi.

—Me alegro. —Akutagawa suspiró extasiado, aferrándose al cuerpo de Atsushi como un náufrago a una tabla, escuchando los frenéticos latidos de su corazón y ansiando que el albino los escuchara también. —Lo justo es que te sientas así para que comprendas por fin cómo me siento yo también.

La tarde pasó tranquila, con ambos dándose muchos mimos y besos; diciéndose palabras cargadas de cariño y juramentos de amor eterno. Eran jóvenes y se amaban con locura, mientras estuvieran juntos el mundo a su alrededor no importaba. Simplemente estaban estúpida y perdidamente enamorados...

Hola! Hola! Aquí un nuevo capítulo de esta historia fluffy!!

Es mi headcanon de que mi Sushi de Beast cuando no es un loquito obsesionado con Ryuu es toda una masita de amor y un caballero, no tengo pruebas pero tampoco dudas ;w;

Nos leemos en el siguiente! Los comentarios y estrellitas son más que bienvenidas!! Besos y abrazos de colores -3-

❤️

In the name of love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora