*capitulo 5*

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Día siguiente después de lo que sucedió en el parque 7:00 a.m.

T/n despertó agotado. Su hombro apenas le había permitido dormir, y el dolor constante lo había mantenido inquieto toda la noche. Sin embargo, tenía algo importante que hacer: hoy saldría con Kurumi. Había pensado llevarla al café de gatos, aunque no estaba seguro de si seguía abierto, ya que últimamente muchos lugares en la ciudad habían cerrado.

10:00 a.m.

—Kurumi, ya despierta —dijo T/n mientras se asomaba al sofá donde dormía.

—Solo diez minutos más... —respondió ella, girándose para cubrirse con la manta.

—Está bien —suspiró T/n, dejando que descansara un poco más.

En la cocina

T/n intentó preparar algo de desayuno, pero hacerlo con un solo brazo resultaba más complicado de lo que esperaba.
—¿Cómo se supone que voy a cocinar así? —se quejó, mientras trataba de cortar algo con una mano.

El gato negro, Churi, comenzó a caminar en círculos a su alrededor.
—¿Qué tienes ahora? ¿Y dónde está tu amigo?

—Está aquí —respondió Kurumi desde la puerta, entrando con el gato blanco en brazos.

—Buenos días —la saludó T/n.

—Mm... —fue todo lo que respondió ella mientras se estiraba.

—No puedo cocinar, así que iremos a desayunar fuera —comentó T/n, frustrado.

Kurumi negó con la cabeza, sonriendo con suficiencia.
—No hace falta. Yo me encargo de la comida.

T/n la miró con incredulidad.
—¿En serio?

—Sí. Cocino mejor que tú —dijo con confianza.

—Eso lo veremos.

—Pero antes, arregla tu hombro. No quiero que ensucies la comida con sangre.

—Sí, ya voy —contestó T/n, dirigiéndose al baño.

En el baño

Al quitarse la camisa, T/n vio la herida en el espejo. Estaba peor de lo que esperaba, y la sangre había comenzado a filtrarse de nuevo.
—Mierda... Se ve horrible.

Trató de ajustar las vendas como pudo, pero el dolor hacía que todo el proceso fuera más lento y torpe.

De regreso en la cocina

Cuando T/n volvió, Kurumi ya había terminado de cocinar.
—¿Qué tal está tu hombro? —preguntó ella, sirviendo los platos.

—Me puse las vendas por debajo de la camisa. Parece que está mejorando un poco.

Kurumi dejó un plato frente a él y se cruzó de brazos.
—La comida está lista. Ve a comer.

T/n miró el plato: pollo frito con arroz, perfectamente preparado.
—Se ve increíble. Gracias.

—Apúrate a comer. Me debes una recompensa por salvarte la vida.

—Claro, claro —respondió T/n, comenzando a desayunar.

Más tarde, en las calles de Japón

—¿A dónde quieres ir primero? —preguntó T/n mientras caminaban juntos por la acera.

—Al café de gatos.

—¿De verdad quieres ir ahí?

—Es tu culpa.

—Está bien, vamos.

Afuera del café de gatos

—Qué suerte, sigue abierto —comentó T/n con alivio.

Tiempo De Amar (Kurumi y t/n)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora