Capítulo único

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Hanagaki Takemichi jamás pensó que terminaría de esa forma, vamos, un chico como él, débil, torpe, cobarde en muchos aspectos y con un estilo bastante vergonzoso, ese peinado horrible de color amarillo patito, ropa demasiada ancha, nisiquiera sabía cómo había ganado reconocimiento o respeto de la gente a su alrededor, pero de eso ya hace 12 años, ahora a sus 27 años no se arrepentía de nada.

Debía agradecer a su yo de hace doce años, ya que, gracias a él, Takemichi se encontraba en ese extravagante y suntuoso bar con un whisky entre las rocas en la mano izquierda y un cigarrillo en la derecha en la que resaltaba Rolex de oro y plata.

Su adolescencia se basó en batallas perdidas pero una guerra ganada, cuando conoció a Koko e Inupi su mundo se sacudió y fue como si todas las piezas que tenía regadas por toda su mente se acomodaran y le mostraran el camino correcto a seguir, ser el líder de los Black Dragons fue solo el inicio de todo, pudo explorar sus intereses, tanto así que descubrió que le gustaban las cosas finas pero a la vez poderosas como su preciada glock 18c, un regalo de Kisaki cuando cumplió 20 y a los 23 agregó su sello personal, las balas mariposa, prohibidas hasta en la guerra, pero le facilitaban el trabajo así que mejor para él.

Últimamente su mente estuvo dispersa pensando en sus años de juventud y en aquella pandilla que hizo su vida un infierno, todo debido a Kiyomasa que lo obligaba a él y a sus amigos a participar en peleas clandestinas y aunque Kisaki ya se había encargado de Kiyomasa, Takemichi tenía una pequeña espina clavada en el cerebro de enojo y tal vez miedo hacia Toman pero ya no había nada que hacer porque el lider Mikey la había disuelto luego de casi perder a un miembro que apreciaba mucho o al menos eso le contó Yamamoto, la Toman era temida y respetada en partes iguales pero luego de su disolución el mundo de las pandillas se hundió en una guerra por el territorio anteriormente pertenecido a Toman que; de alguna manera, fue relegado a los Black Dragons de la décima generación.

Los Black Dragons perdieron estrepitosamente contra un tal Izana y luego el amigo de la infancia de Takemichi, Kakucho le había entregado en mando de los Black Dragons a cambio de que aleje a Kisaki de los miembros de Touman e Izana, realmente nunca le prestó tanta atención a los miembros de Toman porque no quería tener nada que ver con ellos, así que, en lo posible, sólo mantuvo a Kisaki al lado suyo y lo dejó disfrutar del dinero y fiestas así como de su novia que en aquel instante era Tachibana Hinata, una pena que la chica se haya decidido terminar con su vida ya que, era bastante hermosa pero Takemichi no controlaba el futuro y lo máximo que pudo hacer fue mirar a Kisaki llorando desesperado para proceder a marcharse en silencio, unos días después el hermano de Tachibana, Naoto, se le presentó con un escuadrón de policías, armado y vociferando que lo mataría por matar a su hermana pero Inupi se encargó de todo, Naoto fue silenciado con éxito y la policía recibió una jugosa cantidad a cambio de hacerse la vista gorda al final todos ganaron por lo que Takemichi estuvo contento.

Realmente su alma nunca sintió remordimiento alguno por sus actos, tenía el pensamiento de que en algún universo sufrió mucho por culpa de sus sentimientos así que, en este univero, él mismo los suprimió y con el tiempo simplemente los olvidó en algún lado.

Lentamente aspiró su cigarrillo y suspiró el humo con calma, era una noche particularmente tranquila tomando en cuenta que en sus hombros recaía una de las pandillas más poderosas de Tokyo, su pelo ondulado cayendo despreocupadamente por su frente y su camisa negra arremangada hasta los codos lo hacía verse imponente, al igual que ese chaleco vino tinto y sus pantalones de vestir que se amoldaban a su definida cintura, ni que decir de sus intensos ojos azules, su actitud era impacible, parecía que nada de lo que ocurriera alrededor suyo llegaría a perturbarlo.

Hanagaki se encontraba sentado en un sillón de cuero en el segundo piso, un lugar privado con vidrios polarizados e insonorizado, en ese lugar en este momento se estaba llevando acabo alguna fiesta de un trato que Koko cerró hace unos días y como él era el jefe debía estar presente, pero Takemichi prefirió ir a sentarse en aquel lugar solitario lejos de las conversaciones vacías que cualquiera de esas personas podrían dale, fijando su mirada al piso de abajo, podía ver todo lo que ocurría en la lista de baile, como todo tipo de personas se juntaban buscando ganarse su favor de alguna forma escandalosa, a veces con estafas o mujeres diciendo tener hijos suyos, pero que nunca lograrían nada porque Koko siempre se encargaba de los negocios, Koko era inteligente y cuando agradecía la inteligencia de Koko en ese momento porque cubrir el segundo piso de vidrios polarizados fue una gran idea debido a eso tan solo dándole un recorrido rápido a todo el lugar sus ojos quedaron prendado de esa persona entrando por la puerta principal.

Esa persona.(Takemikey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora