Our Love Story [💙Ruv x Sarv💖]

CAP 3: No lo hice por ti

Pov. Narradora:

Aquella monja de colores tan característicos en su cara dejó la habitación, y con ella al ruso malhumorado.

El chico solo hizo caso a lo que ella dijo y siguió comiendo, esta vez de forma más civilizada.

——“¿Seran visitantes de la iglesia? ¿Amigos de ella? ¿O vecinos? Que más da, no es como si fuera de mi interés” —Se preguntó a sí mismo por los misteriosos provocadores de aquel golpe, pero se rindió al recordar que no era algo que le importara—  “Apuesto que es solo algo ridículo y sin importancia... Pero...”  —Hizo a un lado el plato vacío—  “Esa mirada...”  —Apoyó la cabeza sobre la mesa y la cubrió con sus brazos—  “Disimuló bastante bien, pero era claro que estaba... ¿Molesta? ¿Frustrada? Yo que sé. Por ahora solo me concentraré en mis propios problemas. Eso me recuerda, tengo que inspeccionar este lugar más a fondo. Cada entrada, cada salida y cada escondite. Solo por si las cosas se ponen feas.”

Se levantó del asiento y fue a dejar el plato en el fregadero. Ahora sí estaba lleno.

Pasaron unos 10 minutos y la chica no regresaba. Eso tenía inquieto al criminal.

——Ya se tardó bastante...

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💙🔪💖
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Sarvente caminaba hacia afuera de la iglesia con paso apresurado. Quería resolver aquel problema lo más pronto posible.

Una vez llegó a la gran puerta principal respiro hondo para así abrirla y dejar entrar los rayos del sol de plena mañana.

Se dirigió al patio y de allí fue a uno de los costados de la iglesia. Allí pudo ver a los causantes de aquel golpe.

Eran 6 adolescentes, parecían una pandilla. Tenían varias latas de pintura con las que grafiteaban la pared del establecimiento con dibujos obscenos y palabras inapropiadas. Todos parecían divertirse arruinando la propiedad de Sarvente y tenían aquella mirada engreída que ella tanto odiaba.

No se quedó más de brazos cruzados al ver que le hacían a su preciada iglesia y fue a encarar a eso mocosos que no hacían más que fastidiarle la vida. Pero eso sí, aunque no quería, tenía que tratarlos con toda la amabilidad que una monja real tendría.

——Disculpen...  —Dijo ella con un tono de voz ligero pero autoritario—

Los chicos presentes al escuchar su voz voltearon a verla y de inmediato cambiaron sus expresiones a una de asco y fastidio.

——No puede ser... ¿Otra vez tú? ¡Que quieres maldita monja!  —Le respondió uno de los chicos que parecía ser el líder de todo el grupo—  ¿Vienes a darnos el sermón de siempre?  —Expresó burlonamente, a lo que los demás soltaron unas ligeras carcajadas—

——Si ya se lo saben entonces, ¿Por qué se esmeran tanto en seguir con los mismo?  —Dijo Sarv tratando de mantener un semblante calmado lo más posible—  Creí haber sido lo suficientemente clara con ustedes la última vez al decirles que está es una propiedad privada y no pueden pintar aquí. Pero siguen muy insistentes, y ya están comenzando a molestar a los visitantes.  —Sarvente mantenía su sonrisa—

——Y eso a mí qué. Me vale una mierda tu estúpida iglesia. Además no estamos molestando a nadie, ¡Ya que nadie viene a este mugriento lugar! 

——Voy a pedirles... ¡Que se vayan ahora mismo!  —Gritó la chica desapareciendo su sonrisa—