Primer encuentro

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Doyoung se encontraba repasando los apuntes de la clase de cálculo. Ser el estudiante con mayor promedio de su carrera no es nada fácil. Lidia con mucho estrés, hasta ha llegado a tomar pastillas para que su rendimiento perdure. Además también lidia con ser guapo. Eso no le toma mucho tiempo, tan solo de levantarse, lavar su cara y ya está.

—¿Escucharon sobre el estudiante trasladado? Viene de Busan. 

Unos murmullos de las chicas a lado de él lo sacaron de sus pensamientos donde tan solo tenía números.

¿Estudiante trasladado? 

Bufó. No le interesaba. 

—Espero que sea guapo —una chica de cabello negro suspiró emocionada —. No quiero un nerd.

—Mejor preocúpate por pasar las materias que tronaste, Sunhee —su amiga le dijo y la chica se indignó un poco.

Sí, mejor preocúpate por eso, Sunhee.

Doyoung se cansó de escuchar más a las chicas suspirando por el dichoso chico nuevo que llegará a su carrera. Así que decidió ir a buscar a su amigo Jungwoo. Decidió marcarle, pero no le contestaba. También probó con mandarle mensajes, pero no los leía. Jungwoo estaba ocupado para contestarle. 

Salió al campus y fue a la tienda de conveniencia, compró una bebida de vainilla, su favorita. Mientras caminaba veía a los estudiantes del club de atletismo, recordó cuando se metió a ese club, pero simplemente no fue para él. Al principio se le hacía interesante, ya que veía al deporte como algo hermoso, sin embargo, cuando comenzó a cansarse y a sudar, no le parecía hermoso, mucho menos divertido, era frustrante y horrible. Por eso se movió al club de informática. Ahí quemaba calorías al pensar y no sudaba. Cuando tomó un sorbo de su bebida favorita vio algo que se atravesaba en su camino. Era una persona con varias cajas en sus manos, cubriéndole el rostro. 

—D-disculpa... ¿Podrías ayudarme con esto? S-son mu-muchas y mis piernas y brazos comienzan a hormiguear —una voz masculina apareció. Su voz tambaleaba y era jadeante.

—Claro, pásame cajas —Doyoung amablemente aceptó, guardó su bebida en la mochila y agarró cuatro cajas.

—Realmente te lo agradezco. 

Doyoung miró al chico y pudieron verse sus ojos, pero eso no era importante, sino la cabellera roja que el chico traía. ¿Cómo alguien podía tener los cabellos así?

Un día te quedarás calvo.

Dio una risa interna. El chico pelirrojo le indicó que lo acompañara a la sala de maestros. Las cajas que tomó Doyoung sí eran pesadas, no sabía como el chico pudo cargarlas por sí solo todo un trayecto. Al llegar a la puerta ambos bajaron las cajas y entraron al cuarto. No había nadie.

—Déjalas por aquí —indicó el chico. Doyoung las dejó en una mesa —. Realmente te lo agradezco, sin ti no hubiera podido y capaz me hubiera caído —dio una pequeña risa y Doyoung sonrió. El chico estaba de espaldas, aún Doyoung no conocía su cara —. Gracias de nuevo —el chico de cabello rojo volteó y sonrió cerrando sus ojitos, era una sonrisa muy tierna. Doyoung a eso no tuvo reacción, lo vio como una persona normal —. Me gustaría agradecerte ofreciéndote dos mil Won —el chico sacó su billetera y le extendió dos billetes. 

—Oh, yo no puedo aceptarlo —negó con sus manos —. No me gusta tener deudas.

—No será una deuda, te los doy con mucho gusto.

—Aún así no puedo aceptarlo. Sólo te ayudé con unas cajas.

—¡Y no sabes cuanto lo agradezco, de verdad! —el chico habló cantino. Tenía muy buena vibra y energía. 

—Aún así... no, lo siento.

—Me enojaré si no los tomas —ese chico alegre se esfumó en un momento. Ya no parecía el chico de antes.

—Estás siendo muy insistente, ¿sabes? —eso le comenzó a irritar a Doyoung.

—Vaya, y tú un desagradecido —el chico se acercó a Doyoung y le dejó los billetes en el bolso trasero de su pantalón, invadiendo el espacio personal del pelinegro.

—¿Pero qué te pasa?

El chico sin decir nada se fue dejando a Doyoung solo en la sala de maestros y con los billetes en sus manos. 

Rivals | DoTae | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora