Arreglo mi largo cabello negro como de costumbre, lo dejo liso con la plancha y hago una ondas salteadas, me coloco mi vestido de tirantes veraniego azul oscuro con mis sandalias blancas, hago un maquillaje sencillo, resaltando mis largas pestañas, mis grandes ojos y lista.
Bajo por las escaleras y como de costumbre está todo silencioso, vivo con mi madre aunque nunca esta en casa, es conocida como la mas poderosa y exitosa abogada de todo Miami, por el otro lado, mi padre vive en España ya que el es de allí, cuando mis padres decidieron divorciarse el volvió a su país de origen, yo me quedé con mamá, no por decisión propia ya que yo para aquel entonces tendría dos añitos, aún que no puedo quejarme, mi padre me visita siempre que puede y yo hago lo mismo.
Me siento en el gran comedor y María mi nana desde siempre, me sirve el desayuno en una gran bandeja, hay de todo, desde variedad de salados hasta los más exquisitos dulces.
-Buenos días mi niña como despertaste?- dice dándome un gran beso en la frente.
Maria es una mujer ya algo mayor, tiene 70 años, me cuida desde que yo era una bebe, y sigue haciéndolo.
Es mexicana y no tiene familia aquí, cruzó la frontera ilegalmente con varios tíos y primos suyos hace más de 50 años pero ella fue la única que logró sobrevivir.
Es la mujer más fuerte que conozco.
-Muy bien nana, ya desayunaste? Siéntate conmigo- digo en español, con mi nana siempre hablo en español ya que ella se le dificulta el inglés y así yo también puedo seguir practicando mi idioma paterno el cual se desde siempre, pero suelo olvidarme de alguna palabra de vez en cuando.
La nana se sienta conmigo y empezamos a charlar de cosas nuestras, ella es como mi segunda mamá, es la que siempre ha estado ahí para consolarme y darme consejos en todo, al contrario de la que me engendró la cual no conoce ni mi comida favorita.
Me despido de ella al acabar el desayuno y la ayudo a recogerlo todo, seguido salgo rápidamente al garage a por mi auto, llegaré tarde a clases como no me de prisa.
Subo a mi Tesla blanco y tomo rumbo al instituto.
Es mi último año y estoy completamente emocionada por que acabe y empezar la universidad en Nueva York, será una nueva etapa donde comenzaré una nueva vida.
Me graduaré de Veterinaria, y ayudaré a todos los animales que me sea posible y más.
Ellos son lo más noble y hermoso de este mundo, son seres que sin hablar pueden mostrarnos su incondicional amor.
Quince minutos después llego y me bajo en la entrada dejándole la llave al aparca coches.
Estudio en uno de los colegios más prestigios de Miami, no es algo que me importe mucho, los títulos y los renombres, pero debo admitir que este colegio se gana esos títulos con honra , tiene una educación excelente, aparte de instalaciones muy cómodas y muy buenas recomendaciones de cara a la universidad.
Camino con mi bolso hacia la puerta y recibo varias miradas de algunos chicos que están por el césped de la entrada.
Mi pelo negro me llega hasta mas abajo de la cintura, tengo unos grandes ojos color miel y mi tez es color marfil, mi cuerpo delgado pero muy bien proporcionado.
Llego a mi taquilla y recojo mi libro de matemáticas ya que es mi primera clase.
-Hola princesa.
Me giro como la niña de el exorcista en cuanto escucha esa varonil voz.
Enredo mis brazos en su cuello y el peli negro lo hace en mi cintura pegándome a su cuerpo, me separo un poco para mirarlo a los ojos aún entre sus brazos- Christian! te extrañe- exclamo emocionada e impresionada de verlo.
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Tras la amistad
Teen FictionIrina es una chica millonaria, tierna y extremadamente hermosa a los ojos de prácticamente cualquier hombre, no muy por el contrario Christian Edwards es igual o más de millonario e inmensamente atractivo, son mejores amigos, pero Christian siente a...