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Algunas veces, si es que somos afortunados, se ha cruzado en nuestra vida una persona especial. Y no, no me refiero a especial como término general de la autenticidad que cada uno posee, si no, haciendo referencia a algo mucho más trascendente.

Aquellos que tuvieron esa coincidencia, quizás puedan entender, una persona que a simple vista no es diferente a cualquier otra; pero, al acercarte y solo posarte a su lado, puedes entender recién en ese preciso instante que no todos somos iguales, la sensación que te brinda al estar a unos cuantos pasos de su existencia es indescriptible, no podría limitarse a las palabras pues sería quedarse corto y una irreverencia a tal cualidad.

Mas, para aquellos no afortunados tan solo unas frases que se acerquen a tal propósito puede ser el inicio de esa concepción que no se logrará concretar, pero que más dicha se les podrá dar y cuanta más no pueden pedir.

En el lenguaje terrenal y de modo coloquial, quizás una poesía y oda se les hizo ya. En defecto, con unas oraciones de este escrito a través de sus ojos puedan ensalzar tal peculiaridad.

Al verlo de lejos vi su juventud y su belleza, belleza de aquellos que bailan y rien con la vida, su sonrisa amable provocaba el sonrojo de quienes atendía.

Sentí curiosidad y ella no calmaba el dolor de la puñalada que tenia en el corazón.

¿Cómo pudo hacerme esto?, es todo lo que ocupaba mi mente. Mis lágrimas caían mientras lo observaba atender a los clientes que llegaban, sus manos delicadas colocaban la tasa de café con cuidado sobre la mesa, y mi aún esposo lo esperaba sentado no muy lejos de ahí.

Todo estaba confirmado, pero yo, aun esperaba que solo fuera una sucia mentira. Cuando acabo su turno salió alegre, siendo recibido por unos brazos y labios amorosos, los cuales eran de mi pareja.

Ya sabía su nombre, lo supe desde esa mañana en que mi mundo se vino abajo, y me fue imposible no maldecirlo. Yo lo odiaba, aun no lo conocía pero cada fibra de mi ser se estremecía de odio hacia él.

Ahora que puedo recordar, hice mal.

Yo lo odiaba, y quizás así se hubiera mantenido mi sentir si el destino no fuera tan caprichoso.

Sería imposible olvidar el momento en que conocí a Kim Seokjin. Pues a las personas como él es imposible simplemente dejarlas pasar.

Acababa mi turno en el hospital, luego de un día totalmente ocupado y por ende cansado, caminaba por la acera de la ruta habitual que siempre tomaba.
Tomaría el tranvia para ir a casa y fingir que todo seguía igual.

Aun no decidía que es lo que debía hacer.

Parece que el agotamiento fue mayor a otros días, pues una suave voz me despertó.

— Disculpe, disculpe..

Y así como su voz sentí que el aura que lo rodeaba tenía esa suavidad igual.

Aunque nunca lo exprese en voz alta, me encontraba admirado de ello, era la primera vez que me topaba con una persona así, y si bien fue la primera quizás sea la única.

Ahí pude entender que él no era como los demás, por demás me refiero a todas las personas que en algún momento de mi vida noté.

Sin quererlo, y sin querer aún ahora, en ese momento pude entender un poco del por qué mi esposo sonreía como no hacía hace mucho al estar junto a él. Pensamiento que enterré.

El aire que lo rodeaba destilaba amabilidad y comodidad, no necesitaba decir palabra alguna para encantar, uno podía disfrutar del solo estar a su lado y sentir que ese era su nuevo hogar.

Incluso, si no supiera su nombre, no habría preguntado, pues hubiera hallado la manera de llamarlo, deseando verlo otra vez.

Tal vez, simplemente lo hubiera llamado: Él.






Tal vez, simplemente lo hubiera llamado: Él

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Chapter 00












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⏰ Última actualización: Aug 04, 2022 ⏰

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