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—No me molestes en la escuela y yo no te molesto a ti.

Jungwon asintió con la mano de Jay aún posada pesadamente en su hombro, como si quisiera mantenerlo en su lugar.

No es como si Jungwon fuera a correr de Jay, nunca lo haría.

—Está bien, ya no te molestaré Jay.

Los fijos labios de Park se presionaron en una línea al ver los ojos de Jungwon llenándose de lágrimas, lo miraba asustado pero también con esperanza.

Esperanza de que algún día Jay se atreviera a tomar su mano en público o esperanza de que algún día por fin pudiera decir el nombre de Jay cuando le preguntaban de quién estaba enamorado.

—¡Hey Jay! ¿Qué haces con el enfermito?

Los amigos de Jay los habían rodeado de un momento a otro, ambos sintieron miedo de ser lastimados.

—Es obvio que está demostrando quien manda aquí, este no es un lugar para gente como él.

Entonces tampoco para mi pensó Jay, tal vez su cuerpo actuó por reflejo o su mente no alcanzó a coordinar con sus extremidades, pero ya estaba aterrizando su puño en el pómulo de Jungwon.

La expresión herida del chico creó una gran presión en el pecho de Jay, quería amarlo y cuidarlo pero no podía, era un hombre y eso no estaba correcto.

Poco a poco Jungwon se deslizaba hasta que cayo al suelo, fue ahí cuando dónde Jay detuvo sus golpes y sus amigos siguieron hasta que un grito de autoridad los detuvo.

—Jay ¿Te gustaría que alguien hubiera tratado a Junhwi de esa manera?

Él había tomado toda la culpa sobre la agresión a Jungwon, así que ahora hablaba con la consejera estudiantil, mientras en la enfermería revisaban al otro chico.

—Junhwi lo hubiera merecido, ahora está en el camino de lo correcto.

¿Pensaron que las terapias de “conversación” quedaron en el siglo pasado? Pues no, al parecer no.

Park Junhwi se había “contagiado” de homosexualidad al besar a un chico en una fiesta, un simple reto que acabó en infierno para él.

—Jay… la homosexualidad no es una enfermedad, es una preferencia, es normal del ser humano tener ciertas preferencias.

Jay sabía eso, estaba completamente entendido para él, pero no podía hacerlo, simplemente se negaba a darse la felicidad.

La puerta se abrió de un estruendo.

—Consejera Kim, vengo por mi hijo.

El temible señor Park, la imagen de un gay, pero con un poco de canas y facciones más definidas y cansadas, el adolescente casi se levanta de un brinco.

Con una pequeña reverencia ambos salieron, Jay se estremeció cuando sintió la pesada mano de su padre se posó en la parte posterior de su cuello.

—Que bueno que le rompiste la cara al enfermo ese.

Y el razonamiento de Jay terminó por perderse.

𝑫𝑶𝑼𝑮𝑯𝑵𝑼𝑻 - 𝑱𝒂𝒚𝒘𝒐𝒏 [𝑨𝒅𝒂𝒑𝒕𝒂𝒄𝒊ó𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora