Único

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Las risas eufóricas, los pasos y las ruidosas conversaciones de los estudiantes de Hogwarts se escuchaban perfectamente desde el camarín de Slytherin. Hoy era el último partido de la temporada, e irónicamente, les tocaba jugar contra Gryffindor de ello dependía el que Slytherin se quedara con la copa de la casas y Harry Potter estaba decidido a que así fuera.

Sus compañeros de casa hablaban tranquilamente entre sí mientras cambiaban a su equipo de juego. Harry no entendía como era posible que los nervios no los consumieran, él mismo estaba hecho un desastre andante, sus manos tiritaban mientras intentaba colocar sus protecciones correctamente y el nudo que tenía en su estómago también era testigo de ello.

Bufó con frustración cuando no pudo colocar una de las protecciones para sus brazos, se sentía como un completo inútil.

—Y yo creía que no podías ser más idiota, Potter.

La inconfundible voz de Draco Malfoy entró en su radar, Harry sonrió casi por acto reflejo mientras se giraba para poder ver al rubio. Llevaba únicamente la parte inferior de su uniforme de quidditch por lo que su torso descubierto fue lo que atrajo la indiscreta mirada del miope, quien sin vergüenza alguna se quedo mirando la blanquecina y marcada piel más de lo que debía.

—Ya ves que siempre me puedo superar, Malfoy. — respondió con una ladina sonrisa.

Malfoy negó con la cabeza mientras se arrodillaba a su lado, las pálidas manos se dirigieron hasta el complejo broche de las protecciones de Harry, no tardó más de dos segundos en cerrarlas por completo, sin siquiera preguntar también ayudó a Potter con la de su brazo izquierdo.

—Eres mi héroe, Draco Malfoy.

—¿Cuándo te convertiste en una damisela en peligro Potter? — se burló.

—Por ti me convertiría hasta en perro, es más, espera un segundo. — en un rápido movimiento el castaño se encontró en cuatro patas. — Guau, Guau.

Malfoy bufó con exasperación mientras se volvía a colocar de pie y se alejaba lo más posible del miope murmurando por lo bajo un ácido "imbécil" que solo hizo sonreír a Harry.

—También te quiero, Boo Dragon.

Draco solo se limito a levantar su dedo de en medio sin voltear verlo.

Adoraba como Draco Malfoy lograba relajarle con su simple presencia.

Las repentinas ganas de aplastar a Gryffindor crecieron enormemente en su interior. Se encargaría de hacer pasar muchas veces la Quaffle por los aros de Weasley, dedicando cada una de sus anotaciones al encantador buscador de su casa.

—Harry, ¿Podrías parar de parecer un estúpido y terminar de vestirte? — Graham se mostraba realmente exasperado. — En cinco minutos saldremos al campo.

El cazador de Slytherin se levantó de un salto quedando rápidamente a la altura de Montague, llevó su mano hasta su frente en un gesto robótico.

—Si, mi capitán. — casi gritó.

El resto de los jugadores en el camarín se voltearon a verlo, algunos con exaspero mientras que otros lo hacían con diversión, nadie entendía como es que Harry Potter había terminado en Slytherin cuando era una clara copia de James Potter, algunos suponían que la sangre Slytherin de su otro padre tenía algo que ver.

Montague quería golpearse contra el suelo.

—Solo termina rápido, ¿Quieres?

Antes de que Harry pudiera seguir burlándose de él, el capitán desapareció en busca de su escoba.

10 Puntos Para Slytherin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora