VII

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   El martes fue un día de trabajo intenso, aproveché la inoportuna visita de el primo de Vania para trabajar hasta altas horas de la noche, no me apetecía llegar a casa y toparme con dicha persona sentado en mi sofá como si viviera ahí hace años (como me había sucedido el día anterior). En la madrugada, cuando me encontraba acostado junto a mi esposa esta me pregunta que si me incomodaba la presencia de Paulo allí. Obviamente respondí que no, sólo esperaba a que él no estuviera en casa para hablar con ella. Ese día nos fuimos a dormir algo molestos, cosa que nunca nos había sucedido.

                         ***********

   El miércoles justo a las 6:30 de la mañana comenzó a sonar el Beep_Beep_Beep_Beep de mi despertador. Las ojeras eran la consecuencia de ir a la cama tan tarde y levantarme temprano, pero no era nada que un poco de maquillaje no pudiera solucionar. Los secretos de belleza son lo máximo para estas situaciones, y conocerlos es uno de los beneficios de vivir con una mujer gustosa de lucir siempre bella.
   El desayuno transcurrió bastante incómodo, pues pude notar que el primo no paraba de observar a Vania, su caminar, sus labios mientras hablaba y su trasera al inclinarse frente a la nevera. Sentía como un calor me recorría los brazos llevando a mis manos a cerrarse y abrirse cada vez con más fuerza. Ocultando mi incomodidad, con una falsa sonrisa en mis labios y dejando el desayuno a medias me dirigí a mi habitación para vestirme.
   A las 8:30 ya estaba subiendo la escalinata que conduce hasta la puerta de la Clínica. Cuando hube llegado a la cima, giré mi cuerpo 180° y me detuve a observar el amplio parque que se extiende entre mi trabajo y la Biblioteca Infantil. Césped verde, largos asientos de madera y una grande fuente en su centro, son sus componentes fundamentales. Me satisface ver cada mañana a toda la multitud del centro de Madrid caminar indistintamente entre sus arbustos. Es una belleza inigualable, justo lo que necesitaba para liberar un poco toda esa alteración que me había invadido en la mañana. Permanecí un rato  hipnotizado con el paisaje y luego me dirigí hasta mi consulta, me esperaba un largo día.
   Al pasar frente a la consulta de Dora pensé por un segundo llegar a saludarla, pero sentí que conversaba con alguien y no quise molestar. Puesto que tenía la puerta entreabierta no pude evitar oír las voces y acto seguido me detuve, quien le acompañaba era Adriana. Soy hombre enemigo de escuchar conversaciones de otros, pero no puedo negar que en ese momento se me olvidaron las reglas de educación. La curiosidad que me causaban se apoderó de mí. Disimulando que jugaba en el celular prestaba atención a lo que decían:
- ¿Qué te pareció? - preguntó Dora.
- Es más guapo de lo que creía. Esos ojos cafés hacen que me salga de control.
- Pero trata de mantener la distancia.
- Sí, te lo prometo, aunque no es fácil.
- Ya esa frase la oí una vez y no valió de nada.
- No me regañes. Sólo quiero que pase lo que tenga que pasar, no pretendo forzar nada.
- ¿Crees que él sienta lo mismo?
- No sé, pero lo averiguaré.
- ¿Dónde quedó la promesa de hace dos segundos?
- Las palabras se las lleva el viento.
   Siento que alguien toca mi hombro derecho, me giro y allí estaba Bruno, con sus acostumbrados audífonos negros y su mochila Calvin Klein de igual color. Me daba gusto verlo pero le odiaba por interrumpir mi "operación escucha".
- ¿De quién estarían hablando? ¿Sería de mi? ¿A qué se refería Adriana con esa última frase? ¿Será lo que estoy pensando? - eran preguntas que me rondaban en la cabeza, preguntas estas estúpidas porque sabía que las respuestas se encontraban en la tarde del pasado lunes.
- Maxi, ¿me escucha? - preguntó Bruno.
- Sí, claro - respondí, aunque sinceramente no había oído ni una palabra de lo que decía.
- ¿Vania ya regresó del viaje? - preguntó.
- Si, ya está en casa - respondí dibujando en mi rostro una expresión de felicidad que para nada se correspondía con lo que sentía.
   Para entonces ya estábamos dentro de mi consulta: yo abría las ventanas y Bruno me ayudaba a colocar los asientos de manera que formaran un círculo. Acabábamos de terminar cuando llegaron Manuel, Javier, Carola y Elena.
- Maxi, hay un asiento de más - exclamó Elena mientras se sentaba en el mismo sillón de siempre, obviamente era su preferido.
- Sí. Es el de Adriana, la nueva integrante del grupo.
- Menos mal que es fémina, así seremos tres hombres y tres mujeres. Pura igualdad de derechos - exclamó Carola a tal velocidad que casi me deja con la frase a medias. Ella es una muchacha que aboga por la igualdad social, aspecto que da a notar en cada palabra que pronuncia.
   Llegadas las 10 siento que tocan a la puerta, le indico a Manuel que abra, estaba seguro que sería Adriana. Vestía un jean azul cielo alto hasta la cintura, y una blusa negra que dejaba al descubierto parte de su espalda. Estaba realmente hermosa, y eso fue algo que todos los presentes notaron (incluso las mujeres), aunque al rato descubrí que no sólo miraban su bello cuerpo sino también la expresión de mi rostro apenas entró en la consulta.
- Buenos días - saludó Adriana.
- Buenos días - respondieron indistintamente los demás.
- Buenos días Adriana, te presento a tus compañeros. Ellos también son pacientes y hoy será tu primera consulta grupal - le expliqué mientras entraba y se sentaba en el asiento que había quedado vacío.
- Mucho gusto - dijo un poco apenada.
- Comencemos por el conteo - indiqué.
- Cuatro - dijo Manuel.
- Cinco - dijo Carola.
- Siete - dijo Javier.
- Nueve - dijo Elena.
- Once - dijo Bruno.
- Diecinueve - dijo Adriana. Obviamente no había entendido el ejercicio. Todos rieron entre susurros, situación que incómodo un poco a la principiante.
- ¿Por qué dijiste ese número? - pregunté a Adriana, a quien le empezaban a sudar las palmas de las manos a causa de los nervios.
- No sé, pensaba que mencionaban las edades a las que habían comenzado a asistir a esta consulta - aclaró causando una lluvia de carcajadas, en la cuál también se vio involucrada.
- Lo que mencionaban era la cantidad de citas a las que habían asistido. Tenías que haber dicho cuatro, puesto que esta es tu cuarta consulta - le expliqué a medida que los rostros iban retomando la seriedad.
- No te sientas mal Adriana, todos hemos pasado por ese momento. Recuerdo que en mi primera consulta grupal dije 99 porque pensaba que decían sus números favoritos - le contó Bruno causando otra ola de carcajadas. Noté en el rostro de Adriana que comenzaba a sentirse menos incómoda.
- Ahora hagamos las presentaciones. Comienza tú, Bruno - indiqué. Sabía que este era siempre el momento más difícil para ellos, pues admitir la causa por la que estaban sentados en mi consulta no era precisamente agradable. Por otro lado era satisfactorio que lograran hacerlo, pues este no es más que el primer paso para solucionar cualquier tipo de problemas.
- Mi nombre es Bruno y asisto a las sesiones del doctor Máximo por ser extremadamente violento - contaba el muchacho mientras la cara de Adriana se tornaba cada segundo más tensa. Noté que de cierta manera ella comenzaba a tener miedo de lo que oía.
- Pero después de largas consultas ya soy otro. Me considero un muchacho mucho más sensible - concluyó causando, como siempre, unas risas intermedias. Así se fueron presentando uno a uno, quedando Adriana de última.
- Mi nombre es Adriana y comencé a asistir a las terapias psicológicas porque no recuerdo nada de mi pasado - dijo captando la total atención de los presentes. Al parecer era la primera persona que conocían en dicha situación.
   Este método de la consulta grupal es muy utilizado sobre todo con los pacientes que padecen de alguna adicción, pero al realizarla con pacientes que presentan diversidad de problemáticas, les ayuda al proceso de aceptación, tratamiento e intercambio entre ellos. Adriana estaba descubriendo nuevos mundos que de una forma u otra la ayudarían a solucionar su situación, sólo quedaba que poco a poco ella encontrara el modo de hacerlo.
   Diferentes ejercicios y observaciones fueron resultando a medida que avanzaba la sesión. Notaba que Adriana se integraba bien en el grupo aunque por ratos la notaba distraída. Finalizada la sesión todos me ayudaron a organizar los asientos y se retiraron tras despedirse de mi y de Adriana, quien se detuvo en la puerta y no siguió junto a ellos.
- ¿Cómo te sentiste en tu primera consulta grupal? - le pregunté a medida que ella entraba nuevamente a la oficina y entrecerraba la puerta.
- Bien, pero un poco incómoda - respondió ya sentada en la silla ubicada frente a mi escritorio.
- ¿Por qué?
- Ser la nueva nunca es fácil, pero para la segunda sesión me irá mejor.
- ¿Por qué habían momentos en que estabas distraída?
- La presencia de Manuel me incomoda. Es algo extraño. Sólo con mirarlo me vinieron a la cabeza imágenes muy confusas.
- ¿Crees que lo conoces?
- No se, en los recuerdos no estaba él, pero sí un hombre muy parecido. Tenía su mismo corte de pelo y ojos color miel iguales también.
- ¿Y que sucede en tu recuerdo?
- El está sentado en la puerta de la casa de campo que ya había recordado en la sesión anterior. Está enojado y muy triste.
- ¿Y tú como te recuerdas? ¿Triste?
- Muy triste, estoy llorando también. Pero no quiero hablarle, no sé porqué. No recuerdo nada más.
- Recuerda contarme con detalles cada sueño o recuerdo que llegue a tu cabeza. Incluso lo más insignificante puede ser importante.
- De acuerdo doctor. ¿Disfrutó el pasado lunes?
- No quiero hablar de esos temas en el trabajo y como le dije, no volverá a suceder.
- Respetaré su decisión.
- Por favor, no quiero ser grosero pero...
- Sí, entiendo: tengo que irme y no volverá a suceder lo del pasado lunes - dijo interrumpiéndome y caminando hacia la puerta, donde se topó con Dora que iba a tocar en ese momento.
- ¿Qué sucedió el pasado lunes? - me preguntó Dora ante la delatante expresión de mi rostro. Sentía mi corazón latir cada segundo más rápido, un vapor que se apoderó de mí y la mayor vergüenza que había pasado en mi vida. Llegó a mí en ese momento el sentimiento de culpa que creía olvidado. Sentía muy cerca el apocalipsis de mi vida: el fin de mi amistad con Dora y mi divorcio de Vania.

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⏰ Última actualización: Aug 05, 2022 ⏰

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