Prólogo: un nuevo shinigami

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El mundo shinigami, un mundo vacío y sin gracia donde sus habitantes, los dioses de la muerte, matan el tiempo vagando por el desierto mundo, apostando o hablando con otros shinigamis, y si lo requiere escribiendo nombres de humanos en sus libretas para alargar su tiempo de vida. Aunque muchos logran pasar la gran mayoría de tiempo con las actividades ya mencionadas, sin embargo muchos otros no lo disfrutan y prefieren dejar de escribir en sus death notes para que su insignificante vida acabé lo más rápido posible, justo esto le estaba pasando a un shinigami de cuerpo esquelético que tenía un manto como vestimenta, estaba sentado en posición fetal y en una de sus manos sostenía su libreta, esperando pacientemente algo. Desde el momento que el apareció en el mundo de los shinigami no quiso matar a ningún humano, no le veía sentido alargar una vida tan miserable como la suya y decidió vivir el tiempo que le quedaba hasta el día en el que llegará su muerte, y para su suerte ese momento que tanto había esperado llegó. Y entonces el alzó la mirada al grisáceo cielo para posteriormente convertirse en algo que no era ni arena ni óxido, dejando atrás su manto y su libreta.

Unas horas después de la muerte del shinigami, otro dios de la muerte de apariencia esquelética que llevaba un tocado y vestimenta de los nativos americanos y en vez de su mano izquierda tenía un garfio que vagaba por ahí encontró sus restos, este...

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Unas horas después de la muerte del shinigami, otro dios de la muerte de apariencia esquelética que llevaba un tocado y vestimenta de los nativos americanos y en vez de su mano izquierda tenía un garfio que vagaba por ahí encontró sus restos, este empezó a rebuscar en lo que había quedado de su antiguo congénere a ver si encontraba algo que pudiera usar para entretenerse un rato, al buscar bajo el manto que estaba ahí encontró la death note del fallecido, la recogió y siguió con su camino.

Se dirigió hacia una colina donde se encontraba sentado otro shinigami que miraba hacia la nada mientras comía una manzana. Al estar al pie de la colina este grito:

Shinigami: Oye Ryuk.

Ryuk regreso la mirada hacia al shinigami del tocado.

Ryuk: Que quieres?.- le dio un mordisco a su manzana.

Shinigami: conseguí otra libreta.- con su mano buena abre la death note para que Ryuk apreciase el interior de esta.- mira, está en blanco, he visto shinigamis que dejan de escribir en sus libretas pero nunca un caso como este, parece como si nunca hubiera querido haber existido.

Ryuk le da otro mordisco a su manzana y le respondió.

Ryuk: no te sorprendas por ese tipo de cosas Zerhogie, tal vez tu no te has dado cuenta de todo lo que pasa a tu alrededor por andar apostando con Gook y los otros.- Ryuk para un momento para comerse el corazón de la manzana y continúa.- muchos no les gusta la idea de vivir una vida en este mundo vacío donde lo único que importa es matar para seguir vivos, la única manera de desaparecer del mapa definitivamente es dejar de escribir nombres y esperar a que sus días acaben, muriendo de la manera más miserable e insignificante posible.

Zerhogie cierra la libreta y continúa con la conversación

Zerhogie: bueno, no es que me importe los sentimientos de los demás o la forma en la que quieran ellos morir, yo vine para que me digas que puedo hacer con ella ahora que tengo dos de estas.

Ryuk: hmm, podrías tirarla al mundo humano y buscar algo de buen entretenimiento.

Zerhogie: buena idea, podrías ayudarme escribiendo las reglas como lo hiciste con la libreta que le diste a ese chico Light, es muy molesto escribir con una mano sabes.

Ryuk: lo haré.- suelta una carcajada.- por una manzana.

Zerhogie: vete al infierno Ryuk.- dicho eso se alejó de la colina.

Zerhogie ya tenía un nuevo uso para su nueva libreta, le escribió detrás de la tapa un párrafo,luego se dirigió al portal que conectaba el mundo shinigami con el mundo humano y arrojó el cuaderno, espero una hora para posteriormente lanzarse a la búsqueda del humano que usaría la death note.

Zerhogie (en sus pensamientos): mundo humano, acá voy.

Ángel de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora