Jack y tú

Capítulo 7, parte 2.

Me pellizco los brazos. Nada, no se va. Es esa persona, ¿verdad? Pero, no puede ser. Es imposible. Mis piernas empiezan a temblar y no reacciono. La persona que está allí tampoco parece reaccionar pero, de repente, echa a correr hacia mí y las dos pegamos un grito antes de fundirnos en un eterno abrazo. Empieza a llorar y yo, tampoco puedo evitarlo. Nos caemos al suelo.

No sé el tiempo que estamos dándonos el abrazo pero, lo necesitaba muchísimo. Nos separamos y, entonces, la veo bien. Su rostro está empapado de lágrimas, al igual que el mío. María, menuda sorpresa me ha dado.

María

Creo que esa es la dirección de su casa. Espero un rato hasta que veo que viene por ahí. Dios, no me lo puedo creer. La estoy viendo. Estoy viendo a Natis. Por fin los 452,5 km han desaparecido y sólo estamos ella y yo. Quiero salir corriendo, no puedo resistirme, pero espero hasta que entra en su casa. Salgo del coche y me acerco a tocar el timbre, pero de repente, la puerta se abre y me pilla. Se le cae un papel al suelo. Se tapa la boca con las manos. Sus ojos brillan. Es más incluso más preciosa en persona. Ahí está, mi lejana(cercana) mejor amiga, la que me ha ayudado en todo, a la que todo le debo. Está petrificada. Salgo corriendo hacia ella y ella viene hacia mí. Las dos empezamos a gritar y nos abrazamos. La amo, dios. Por fin estoy con ella. ¡Cuánto necesitaba este abrazo!

Natis

-No me lo creo, ¿cómo así has venido? ¡No puede ser! ¡AAAHHH! Por fin, menuda sorpresa me has dado. ¿Ves cómo un día de estos íbamos a conocernos? Por fin, tía te quiero muchísimo, quédate aquí. Vamos, entra conmigo, rápido. ¡Qué tal estás! Dioooooss no me lo creo.-le digo.

-Feliz 12 Natis-me sonríe. -¡Qué bien tía! Pues les comenté a mis padres que era día 12 pronto y que, ya que tenía vacaciones, a ver si podíamos venir a Madrid y conocerte y, aquí estoy.

Nos abrazamos de nuevo y en serio, es de las mejores sensaciones que he tenido nunca. La necesitaba.