Jardín de Conejos ᶜʰᵉⁿᵍᶻʰᵃⁿ

EL JARDÍN DE CONEJOS

Su corazón se sentía destrozado, ¿cómo poder digerir la idea que su madre ya no estaría más en su vida?, sus piernas lo guiaban a donde el viento se dirigía, a un camino frondoso y probablemente sin un retorno sencillo, la desesperación rellenaba ese agujero que actualmente podríamos llamar corazón.

_Mamá_ sus llamados en medio de su gran carrera sin dirección comenzaban a exhaustarlo.

¿Qué niño deseaba ver a su mamá perecer? ¿Qué niño podría vivir sin el calor de la única persona tan amable y gentil con un amor tan inmenso?, Wangji no estaba listo para decir "Yo", no lo estaba.

Siendo tan solo un dulce cachorro destinado a ser omega tenía que vivir la amarga experiencia de haber divisado el cuerpo sin vida de quién más lo amaba, oh sí, aquella imagen tan deplorable jamás saldría de su cabeza, su madre destrozarse lentamente mientras ese brillo se atenuaba.

Su aroma lechoso y dulce de quién lo perfumo hace días atrás aún se mantenía vivo, su lindo rostro lloraba sin un control, su pequeña pijama se desgarraba al ritmo de las ramas pareciendo harapos llenos de suciedad de un gran andar.

Cayó, sus rodillas se rasparon de una forma atroz, haciendo que el ardor de una gran grieta empiece a escurrir sangre caliente, ¿qué dolía más?, acostado en la hierba verde fresca sus lágrimas seguían expandiéndose sin un control, realmente deseaba que su madre esté ahora para recogerlo, atenuar su dolor en canticos de alivio mientras apretaba sus mejillas.

_Un rostro tan hermoso como el tuyo solo se puede apreciar cuando ríe, que cuando llora_ se negó a mirar arriba encerrándose en un refugio hecho con sus brazos para continuar sollozando por quién su corazón eternamente recordaría _mírame_ el aroma picoso mezclado al perfume de lotos lechoso hacia que su nariz se arrugue con agrado _he dicho que me mires_ Wangji alzó su vista en busca del dueño de la voz.

Una preciosa imagen de un gesto preocupado, orbes violetas tan destellantes y el regordete de ambos cachetes lo encantaron.

_Sonríe_ el infante que tenía delante se agachó hasta su altura jugando con su rostro empapado y manchado en tierra hasta forma una sonrisa _¿lo ves?, eres muy bonito_ su corazón se estremeció, las palabras junto a las acciones eran cosas que solo su madre practicaba en él. Talló sus ojos para deslumbrar mejor ese bello pequeño rostro.

Alzó su mirada viendo que este ya se había ido, dejando su corazón conmovido, claro está que Wangji jamás se atrevió a ofrecer un gesto de alegría tan libremente los dichosos de recibirlo eran su madre y hermano, en casos muy especiales a su padre, pero ese muchacho sin siquiera conocerlo expresó que su sonrisa debería ser la más bonita, por un instante reflejó la figura de su madre en aquellas orbes púrpuras y ese ceño fruncido lleno de preocupación tan hermoso.

Los mayordomos y sirvientas no tardaron en hallarlo siendo así como un omega entre todos los alfas lo envolvió con amor entre sus prendas, dándole el calor de un aroma floral que lo acunó suavemente como si su propio cachorro este fuera.

El día del entierro fue lo más devastador para el pequeño Lan Wangji, sus lágrimas corrían por su rostro de una manera incesante, Lan Xichen solo daba ligeros suspiros de lamento junto a la bruma de su fragancia agria y sin vida.

¿Cuál sería el consuelo de Lan Wangji?, la imagen tan viva de aquel rostro infantil de aquel día, ese era un consuelo no tan grande para el dolor que atravesaba, pero era suficiente como para poder al menos evitar las ganas de derramar lágrimas por sus perlas doradas que aún mantenían una gran hinchazón por el sufrimiento.

Su padre cayó en depresión, según explicaba la marca que tenía ardía como mil agujas, quemaba como si estuviera siendo carcomido en vida, Wangji no se explicaba cómo podría aguantar su padre tal pesar.