El reloj daba las cuatro en punto de la mañana y Beatriz, como de costumbre, no podía conciliar el sueño. Odiaba cuando eso pasaba, cuando su mente se llenaba de preguntas y dudas existenciales, las cuales no la dejaban descansar en paz.
Daba un sin fin de vueltas en la cama tratando de encontrar una posición cómoda en la que pudiera dormir al menos dos horas antes de levantarse, pero a su mente volvía la misma pregunta:
¿A dónde acompañaré al doctor Mario mañana?
El día anterior cuando su jefe se despidió en la oficina, ella no olvido en hacerle la pregunta que se propuso desde que el Vicepresidente administrativo salió de su pequeña y oscura oficina.
—Doctor, perdone lo moleste...
—Dígame Beatriz —habló Armando después de regresar la mirada a su asistente
—Solo una duda, ¿usted me pidió que acompañara al doctor Calderón mañana?
—Y-yo si le dije a Mario —titubeó Armando con notables nervios en la voz—. ¿Por qué la pregunta Beatriz? ¿Qué le dijo?
—Nada doctor, solo quería cerciorarme —dijo rápidamente aquella mentira—. Entonces nos vemos hasta pasado mañana doctor, no olvide que deje los escritos en una carpeta en su escritorio —después de eso salió rápidamente de presidencia y soltó un suspiro que no sabía que estaba aguantando.
En ese momento Beatriz no se atrevió a preguntar nada más, pero en su mente las cosas no cuadraban. El doctor Mario nunca entraba a su oficina y menos hablaba con ella a solas. Además jamás había salido de Ecomoda a hacer "diligencias" sin su jefe, y lo que más le intrigaba ¿qué tipo de diligencias haría con Mario Calderón?
Pensó que se estaba volviendo paranoica, y trato de convencerse a sí misma que la razón por la cual Mario quería que lo acompañara era para ver cosas de la empresa y tratando de convencerse de aquello se quedó profundamente dormida.
***
A las siete en punto doña Julia fue a sacudir a Betty con el fin de levantarla, ya que su madre pensó que se le hacía tarde a su hija para ir a trabajar.
—¡Bettica levántese, va a llegar tarde a Ecomoda! —dijo su madre mientras la sacudía violentamente para levantarla sin obtener respuesta
—¿Qué paso mamá? ¿Qué hora es? —respondió con voz ronca mientras intentaba tallarse los ojos y los abrió de golpe al ver que había dormido con lentes— ¡Se rompieron mis gafas!
—La siete mamita y levántese rápido así le da tiempo de almorzar antes de ir al trabajo, antes de las ocho debe estar allá —la apuro mientras se acercaba a la puerta de su cuarto—. Y ojalá encuentre donde reparar esos lentes.
Y ahora recordaba que no le había comentado a sus papás que hoy no iría a trabajar a Ecomoda y haría diligencias con un ejecutivo de la empresa. Estaba segura de que después de contarles habría un enojo por parte de su padre porque saldría "sola" con un hombre la empresa que no es su jefe y le diría la frase que más repetía su padre, «el diablo es puerco». Al final decidió solo contarle a su madre sobre los trámites que hoy llevaría a cabo junto al vicepresidente financiero.
—Entonces usted hoy no va a Ecomoda, va a acompañar al doctor a hacer unas cosas, ¿verdad? —respondió doña Julia tras escuchar a su hija.
—Si mamá, y en... 20 minutos va a pasar por mí —dijo levantándose rápidamente de su cama al ver la hora.
—Ay mamita, cuídese mucho. Y alístese rápido, yo le voy preparando su almuerzo —al terminar de decir eso salió disparada hacia la cocina
Beatriz terminó de almorzar y justo cuando salía de su casa vio el carro de Mario Calderón enfrente de ella, agradeció mentalmente el que no haya tocado el claxon pues en ese momento no quería problemas con sus padres.
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¿Solo por obligación?
FanfictionEnamorar a su asistente fea era un calvario para Armando Mendoza, así que su mejor amigo se toma la tarea de hacerle un cambio de imagen. ¿El cambio hará que cumplan con el plan con mayor agrado? o ¿los hará dudar de las verdaderas intenciones que t...