Una de las personas más importantes de su vida fue sin duda alguna Sabito.
Recordaba esos dulces años de su infancia cuando iba con Sabito al parque a jugar, a un bosque de expedición, acampaban debajo de la noche estrellada mientras contaban historias o simplemente jugaban videojuegos en su casa.
Añoraba esos tiernos años en donde no tenía que preocuparse por nada; donde Sabito siempre estaba con él.
Hasta que un fatídico día fue diagnosticado con cáncer. Fue demasiado chocante ver a alguien tan activo y energético como lo era Sabito, a estar todo el día en cama y siendo atendido día y noche por enfermeras.
Y su personalidad nunca sufrió ningún cambio, aún seguía con esa gran sonrisa de «Todo estará bien» soportando el dolor que sentía, y eso solo le daba más ganas de llorar, por no poder ayudar a que no sintiera más ese dolor; por no poder ayudar a la persona que quería. Sabito le prometía siempre que todo iba a salir bien, cuando pudiera salir del hospital sin ese mal, pasarían horas estando juntos.
Pero ese día jamás llegó.
Lamentablemente Sabito perdió la batalla, llevándose con él gran parte de la felicidad de Giyuu.
Lloro por días, tal vez semanas, no lo sabía hasta que en el velatorio de Sabito, Sakonji Urokodaki le dio algo que no esperaba.
Era un cuervo negro, era el cuervo de Sabito, y las palabras que salieron del señor resonaron en su cabeza—Sabito, antes de morir, me pidió que te diera a Kanzaburo. Me dijo que te sería difícil lidiar con su muerte y que Kanzaburo te ayudará en ello.
Pequeñas lágrimas salieron de sus ojos, aún estaba muy conmocionado con todo lo que pasaba. Entonces Kanzaburo alzo uno de sus negras alas y las frotó contra su rostro, como si intentara secarlas con ella; como si intentara reconfortarlo. Tal vez fue su mente tratando de hacerlo sentir mejor, pero sintió como si Sabito lo hubiera hecho.
El tiempo pasó y Kanzaburo nunca se fue de su lado, era su fiel amigo y ave.
Cuando se independizó, Kanzaburo era quien le daba la bienvenida cada que entraba a su hogar, era quien estaba en sus momentos más tristes y felices, con quien podía hablar libremente sin ser juzgado, era quien conocía cada uno de sus secretos. Kanzaburo se había convertido en alguien importante en su vida.
Pero ya tenía su edad, solía confundirse mucho y necesitaba atención especial, pero sus amigos solo pensaban que lo estaba consintiendo, aunque también lo hacía. Siempre le daba comida de calidad, su jaula era de las mejores, siempre tenía juguetes y dulces.
Era el viejo consentido de Giyuu.
Por eso, cuando en una noche Kanzaburo se durmió y no despertó, Giyuu no se lo tomo de la mejor manera de su amigo.
Sus colegas no sabían qué hacer para sacarlo de esa absoluta tristeza, nunca pensaron que para Tomioka esa ave significaba tanto en su vida.
Todos trataron de hacerlo sentir mejor, desde su hermana que vivía lejos de él hasta Sanemi, alguien a quien no le caía particularmente bien Giyuu.
El único que quedaba era Gyomei Himejima.
Los demás solo esperaban que el plan del mayor tuviera éxito.
Pero algo que nunca esperaron es que Himejima envolviera a Tomioka en su religión.
Los dibujos de la portada son de @Gwillarmy "Ameko", y los voy a usar como referencia para que sepan como se ve la Kamaboko Squad gatuna.
Y ya tenía muchas ganas de subir un ff de KNY, pero no sabía cual y me decide por esto.
Tratare de que sean capítulos cortos, y no necesariamente lineales. Y mayormente sera Giyuu como mamá de sus gatos, y sus gatos teniendo un muchas travesuras.
Y lamento matar a Kanzaburo, pero;
Dicho esto, nos leemos luego 👋👋.
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Giyuu, "La Loca de los gatos"
FanfictionGiyuu nunca ha sido una persona emocionalmente estable, pero sabía fingir que lo era al frente de los demás. Y uno de sus más grandes pilares emocionales era Kanzaburo, su fiel ave y amigo. Era el único que sabía todo de él, y Kanzaburo había estado...