Prólogo.

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-¿Alguna vez has pensado que todos tus miedos han sido puestos allí intencionalmente? ¿Qué lo que te han dicho son mentiras aunque a tu alrededor la red este bien entretejida? ¿Y que toda esta ilusión es solo para mantenerte ignorante de algo a lo que se le teme con un miedo muy profundo?-suspiré bajando la cabeza y exhalando con fuerza; jugando con mis manos en los bolsillos.

-No lo sé. Aunque yo también sospecho, debe haber muchas razones para ello y la verdad me aburre ponerme a pensar en todas las posibilidades-respondió mi hermana mientras miraba hacia la roca. - Se hace tarde, debemos irnos-agregó después de un momento.

En medio de las colinas verdes rodeadas de montañas frondosas, selvas plagadas de heliconias y riachuelos estaba nuestro pequeño pueblo. La gente es amable y trabajadora. Allí vivo yo, Durian, un joven curioso que siempre anda por los alrededores divirtiéndose. Suelo caminar solo, pero a veces algunos de mis amigos me acompañan en mis aventuras. Tan solo un par de oportunidades me atreví a ir hasta el límite de la villa desde donde podía ver con más claridad la Roca Azul. Una imponente montaña, azulada por la distancia, la niebla y el hielo que marcaba el inicio de una cordillera gigantesca llamada Darién de la cual tomaron mi nombre. La gente dice que allí hay criaturas monstruosas, verdaderos misterios y es la entrada a la muerte; incluso mi padre me advierte constantemente que me mantenga lo más lejos posible de ella.

Pero Yo pienso que son tonterías pues la mayoría de las personas de Tresos no salen de sus fronteras. Solo mis padres y un par de personas habían ido más allá de lo conocido pues vinieron desde lo que muchos desconocían; siempre me ha parecido que intentan aplacar mi curiosidad. Aunque mi madre se muestra condescendiente a que dé mis acostumbrados paseos.

-Es inevitable que lo detengamos, Pär, algún día tendrá que irse-argumenta -además sabes que físicamente no puede ir muy lejos.

Se refiere a que físicamente soy un poco débil, mi cuerpo sufrió demasiadas heridas, durante una avalancha de lodo cuando yo era un bebé. Y hoy a mis 17 soy considerado un inútil. Pero yo no me veo así.

Mi padre procura por todos los medios a que aprenda a usar las espadas, sin éxito. En todos los entrenamientos soy yo quien resultaba perdedor.

No está de más que sepa defenderse cuando se meta en problemas - Dice-cosa que hace con frecuencia.

De mis cuatro hermanos solo una es mujer, la menor, Arenkh a quien por cariño le digo Búbu y con la cual me llevo muy bien pues tan solo soy un año mayor que ella. Siempre se muestra emocionada por aprender pero en vista de que nuestros hermanos son bruscos mi padre le prohíbe practicar. Mis tres hermanos mayores son fuertes y robustos, con grandes habilidades de guerreros y liderazgo. Y aspiraban recobrar las ruinas de Héldos que alguna vez perteneció a mi familia y que había sido destruido por los Fárcos durante el avance hacia la ciudad de Turbus. - o al menos eso creo que escuche un día mientras hablaban clandestinamente. Tengo un hermano gemelo aunque no nos parecemos en nada, él es fuerte, talentoso y mucho más guapo, como nací cinco minutos antes que él oficialmente soy su hermano mayor, cosa que le recuerdo de vez en vez cuando se le suben los humos, lo cual le enoja.

Por aquellos días mi padre había estado un poco ansioso, aunque no me lo había dicho yo podía verlo en su rostro; presionó más a mis hermanos para que entrenaran con más vigor y allí fue cuando Yago, el mayor, me derrumbó con un golpe en el pecho. Estuve un momento en el suelo mientras él me retaba a levantarme, y yo lo hice, cubierto de polvo me puse de pie y me fui a casa. Eso enojó mucho a mi padre. Me senté en una vieja silla en una habitación en sombras sobando mis antiguas heridas. De pronto por la ventana vi un copo de nieve caer lentamente en medio de un rayo de luz. Esto era un suceso extraordinario pues sólo habían dos estaciones en aquella parte del mundo y entonces escuche que alguien saludaba desde el patio trasero. Atrapé el cristal de nieve en la palma de mi mano y vi que algo se movió detrás de los arbustos; si bien me asusté un poco, me armé de valor y salté a través de la ventana. Estaba dispuesto a encontrar a este bromista!

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Abrazos.

Las Alas Rotas (on Hold)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora