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Entonces lo vio ahí en esa cafetería, le deberían de estar contando algo muy gracioso para que se estuviera riendo así, él iba caminando con dirección a su nueva oficina. Cuando lo vio después de diez años al que, él aún consideraba el amor de su vida.
Del otro lado de la calle alguien sintió una mirada sobre él, y volteo hacia el sitio que provenía la mirada y lo vio, parado ahí con la mirada cristalizada, un pulcro traje lo vestía, pero sus rizos seguían siendo desordenados, solo que ahora más cortos. Su risa se apagó. Y el tiempo se volvió a detener.
Hacía más de diez años que no se veían. Pero eran ellos. Eran magnéticos. Eran el amor de la vida, el uno del otro. Almas gemelas. Su primer amor. Su amor de la infancia. Amor de la adolescencia. Amor de juventud. Pero al final solo eran amor.
Dos pares de ojos cristalizados. Miradas reencontrándose y sus corazones acelerados. Ese sublime momento donde dos almas gemelas se reencontraban lo presenciaba la cafetería de la esquina 49 de Brooklyn. Pero a su vez dos nuevos corazones rotos aparecían en la lista de Cupido. Pero la sonrisa de Tique, la diosa del destino, no desaparecía, por fin una de sus historias favoritas de amor se reanudaba.
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Las cosas no habían ido bien en el pasado para ellos, por diversas cosas no los dejaban estar juntos y cuál cliché sus familias los separaron.
Dos almas rotas y la pérdida de un hijo no era una buena combinación. Sumado a la inexperiencia de la juventud, todo fue de mal en peor.
Apenas tenían dieciséis años cuando les fue arrebatado todo, pero, el destino se las ingenio para que ellos no se quedaran el uno sin el otro.
A Louis ni siquiera le gustaba el café, pero John, su prometido, insistió en ir ahí, cosa que era una reverenda locura porque era al otro lado de su hogar, pero Louis, accedió, cuando su prometido le comento que tenían excelentes donas de chocolate, él amaba el chocolate.
Se suponía que Harry estaba lejos, en Francia, para ser exactos. Pero de repente aparece ahí, frente a él. Como si su corazón tuviera un interruptor, algo se encendió dentro de él.
El amor.
La realidad es que ellos nunca se dejaron de amar.
Harry por su parte había regresado a New York por el fallecimiento de su padre, tenía que hacerse cargo de la parte de la empresa que le correspondía a su padre y también venía para no dejar sola a su madre, aquí Tara y él comenzarán una nueva vida, pero ya no estaba tan seguro de querer seguir ese plan.
O tal vez esos ojos azules siempre habían impedido que su vida continuará de forma normal.
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Nadie en sus actuales vidas sabían de ellos, nadie sabía que Louis esperaba un cachorro a sus dieciséis años, nadie sabía que Harry se enamoró de un omega desde los tres años.
Su instinto le dijo que no podía volver a dejar a Louis, tenía que ir con él, así que sin pensarlo cruzó la calle.
Louis estaba como ido, era él su alma destinada, una lágrima se deslizó por su mejilla izquierda. John le hablaba, pero él no escuchaba nada, salió de su trance cuando un tacto particular le tocó el hombro, subió su mirada y lo encontró ahí parado frente a él.
Como si fueran imanes, de inmediato estaba envuelto en sus brazos. Respirando su olor favorito en el mundo, escuchando su sonido favorito, el palpitar de su corazón. Ambos lloraban.
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Historias cortas que se me ocurren en la madrugada y no sé darles continuidad.
FanfictionHistorias que se me ocurren en la madrugada y no sé darles continuidad. Algunas serán dramáticas, otras happy. Serán los llamados One Shots jajajaja. Espero les gusten. CONTENIDO Omegaverse en su mayoría El cliché del embarazo estoy harta de f...