¿Y si yo...? [31 minutos] (Tulio x Juanín)

Matrimonio

"El día había llegado, y estaban nerviosos"

-¿Y qué tal me veo Juan Carlos?- preguntaba Juanín nervioso tras salir del probador que había en su cuarto, llevaba puesto un elegante pero humilde traje azul muy parecido al que uso en la boda de la bruja Gonzáles y de Dios (episodio 13 de la tercera temporada), sospechosamente, podría tratarse del mismo o de una réplica casi exacta; independiente de ello, Juanín no podía evitar el estar muy avergonzado frente a quien una vez lo amo... y que, para ese día, era su padrino de bodas.

-Te ves... muy bien- comentaba Bodoque asombrado, demostrando cierta dificultad por la imagen que tenía frente a sus ojos, sintiendo un gran orgullo por su amigo y quizá felicidad de que ese día había llegado, eran tantas sensaciones que ni siquiera podía explicar todas, y del que tampoco tenía las palabras exactas para expresarlas –No, de hecho, te ves mejor que eso- se corrigió al instante con un tono más animado, acercándose a él para acomodar su corbata mientras le colocaba su respectivo ramillete de rosas blancas en su saco, apenando más al juanin que, en respuesta de su comentario y de sus buenas intenciones, no pudo evitar el dejar escapar unas cuantas risillas de su boca, alegrando a Bodoque por unos cuantos segundos, solo hasta que este notase como su querido amigo se "tranquilizó" casi de inmediato, lo cual le hizo preocupar -¿Estas bien Juanín?

-Sí Juan Carlos, no es nada- contestaba Juanín por inercia mientras indicaba con sus manos su misma "situación" actual, como si demostrará con ello que eran demasiado sus nervios por la ceremonia en vez de algo verdaderamente preocupante, llegando a "relajarse" tras posar una de sus manitas en su estómago, dándole la espalda a Bodoque por temor de que eso fuese revelado antes de tiempo -Lo siento- dijo con ligereza, avergonzado de su comportar errático, no percatándose de como el conejo rojo, en pocos segundos de lo sucedido, le basto para darse cuenta de lo que pasaba por su cabecita, y termino en posar sus manos en los hombros del juanin para que este le mirase a los ojos, incluso si este aun le daba la espalda.

-No te preocupes amigo mío, me encargue de la seguridad, ella no vendrá a la boda- decía Bodoque en un tono tan seguro que Juanín no estaba confiado de su palabra, demostrándole con una mirada seria ese hecho –Bueno, bueno, fue Bombie quien se encargó de la seguridad, pero yo la estoy supervisando- dijo en un tono firme pero juguetón, con tal de que su amigo no dudase de sus buenas intenciones, soltando sus hombros para agarrar sus manos mientras las acariciaba con delicadeza, para que de esa forma confiase en él –No dejes que Cachirula les arruine su día feliz- quizá fuese porque Juanín conocía perfectamente a Bodoque, o porque en verdad necesitaba escucharlo de un conocido, pero ese acto y sus palabras, junto con las buenas intenciones por detrás, hicieron que el juanin diera una profunda respiración para recuperar la compostura, al menos la suficiente por aquella posibilidad que ni siquiera se le hubiera ocurrido sino hasta ese momento... una diminuta.

-Gracias Bodoque- dijo Juanín con una sonrisa ligera, dándole un fuerte abrazo por los ánimos dados, siéndole correspondido en poco tiempo, al menos las cosas de ese lado estaban más tranquilas... o así parecía ser, hasta que un fuerte golpe se escuchó detrás de la puerta, sorprendiendo a este par que, debido al escándalo, dieron un mini-salto desde su lugar por el susto, apartándose del otro con tal de saber de quién se trataba, aunque dejando un aire de duda entre ambos mientras Juan Carlos era quien abría la puerta de la habitación.

-¡¿Tulio?! ¿Qué haces por acá? Se supone que los novios no pueden verse sino hasta la ceremonia- argumentaba Juan Carlos al darse cuenta de cómo su amigo, vestido formalmente con su traje negro junto con un ramillete que hacía juego con el del juanin y una corbata roja hecha a mano por su amado, intentaba adentrarse a la habitación con cierta preocupación y duda expuesta en sus ojos de botón, algo que por obvias razones el conejo rojo impedía su entrada, indicándole a Juanín que se ocultase mientras pudiese, principalmente para mantener dicha tradición de los novios intacta.