Chris, una vez en una cama bajo su cobija favorita de la orilla del mar, tuvo un sueño. Y era sobre sus amigos, con los que siempre estaba.
Al despertar, se lo decía a su madre y ella decía "Me alegro de que tengas buenos amigos". Luego, ella lo llevaría a la escuela, mientras escuchaban lo que estuviera en la radio y le lanzaría un beso al desearle un buen día.
Ese fue el año en se enteraron que llegaría un nuevo miembro a la familia, por lo que su padre consiguió dos trabajos y casi nunca estaba en casa. Cuando sus amigos estaban ocupados, le pedía a su papá que fuera a la piscina junto a él, pero nunca lo hacía. Él lo entendía, estaba ocupado, pero extrañaba pasar tiempo con él.
En la escuela, no se apresuró a gritar ninguna respuesta, sino a ser el primero en gritar el mejor chiste, pero no descuidaba sus estudios así que sus maestros lo dejaban pasar. Llegaba a casa y comía fruta picada junto a su madre, ella le preguntaba cómo estuvo su día y todo lo que él respondía era "Bien". Luego llevaría el plato a su habitación y se tiraría en su cama a tocar la guitarra, su nuevo pasatiempo.
Y cuando se le hacía tarde, su madre abría la puerta y le decía que era hora de irse a dormir y ponía una alarma para la escuela al día siguiente, porque siempre se quedaba dormido.