capítulo 2- soy Maxine

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Fantasy es el mundo donde se desarrollaba aquella historia, el país era llamado Rain, un país próspero pero era muy común que hubiese una larga temporada de lluvias, así que nadie sufría de sequías, en ese mundo fantástico, existían personas capaces de usar magia, no era muy común, pero quienes más seguían con ese don, eran las familias influyentes incluyendo a la familia real, puesto que ellos solo se unían en matrimonio con familias que poseían el don de la magia, así era más seguro que sus descendientes continuaran con el linaje de magos, los Williams no eran la excepción, por siglos habían sido los Duques más poderosos del país, nadie podía oponerse a ellos, por eso, la familia real siempre procuraba estar en buenos términos con ellos y viceversa, en esa ocasión habían acordado un matrimonio entre el príncipe heredero que para este entonces tenía 14 años, Maxine fue presentada ante él por primera vez, pero era solo una niña que no le llamo la atención, era callada y solo respondía de manera cortes ante sus preguntas.

Así que, para el momento en el que Lisa reencarno en Maxine, ya habían pasado dos días que conoció al príncipe heredero y ella había estado en cama por una fuerte fiebre que fue ocasionado debido al veneno que ingirió, este le fue dado por su madre, ya que era necesario entrenar sus cuerpos para obtener esa resistencia al veneno. Maxine se miro al espejo por un largo rato y después volvió a la cama, por una semana no salió de su habitación diciendo que aún se sentía mal, el médico personal le dijo a la Duquesa que era probable que fuese por el veneno que era mejor dejarla descansar un poco más; Maxine aprovecho eso, para estabilizar su mente que era todo un remolino de recuerdos y emociones, una semana exactamente fue lo que necesito, para estar lista, lista para enfrentar ese nuevo mundo donde estaba y lista, para deshacerse de quienes la molestan. Al saber que ya estaba mejor, la Duquesa la envió a la sala de clases, pasaron profesor tras profesor, el último era aquel de matemáticas, al entrar enseguida pudo ver esa sonrisa perversa, tan pronto estuvo cerca de ella le acaricio el brazos rozando con sus dedos bajo la manga del vestido.

- mi pequeña dama ya esta mejor...no sabes cuanto te he extrañado.

- quita tu asquerosa mano de mí.

Maxine giro sutilmente su rostro, lo suficientemente para dirigir su mirada directamente a los ojos de aquel hombre, este frunció los labios.

- no te pongas así, total sabes perfectamente que eres mía...solo unos cuantos años más.

- ¿estás seguro que vivirás para ese entonces?

Maxine no despego los ojos de aquel hombre, quien mostró una expresión de confusión al verla tan desafiante y es entendible, la verdadera Maxine nunca protesto.

- vaya que estas altanera hoy, pero es una orden de tu madre, yo soy quien puede tomarte primero.

El hombre se relamio los labios.

- claro, mi madre estúpida, hará lo que sea para recibir un poco de cariño. Se dice inteligente pero fácilmente se deja manipular por su amante.

- ¿que has dicho?

Maxine sonríe, si, la razón por la que la Duquesa le permitía ser un descarado con su hija, era porque ese pervertido era su amante y amenazaba con decirle al Duque, si ella no le entregaba a Maxine.

- me pregunto como reaccionará mi padre si le cuento su pequeño secreto y lo llevo justo a la hora y lugar donde mi madre y tu se la pasan revolcándose como perros en celo.

El profesor estaba sorprendido por la manera de expresarse de Maxine, si bien era inteligente, sus palabras no eran las que usaría una niña de su edad.

- mi madre no sabe lo que es un verdadero hombre, por eso cree que tu lo haces de maravilla, pero no eres más que un insignificante gusano, esa cosa pequeña jamás podrá satisfacer a la mujer en la que me convertiré.

El profesor endureció ante las palabras que sujeto del cabello a Maxine.

- ahora mismo te voy a enseñar lo que es un hombre, perra maldita.

Tiro del cabello de Maxine y la lanzó al piso, se posiciono sobre ella, pero la niña solo estaba tumbada en el piso mirándolo fijamente con esos ojos rojos y cuando menos se lo espero, la niña comenzó a reírse como si se tratase de una loca, el profesor sintió que su mirada era penetrante como si viera su alma a travez de sus ojos rojos y su risa era como la de una persona que fue consumida por la locura, se aparto de ella, entonces la niña se puso de pié y salió corriendo, es bueno que se asustara, ese, solo era el principio de su ruina.

Maxine observa desde una ventana como la Duquesa y el profesor hablan o más bien parecen discutir, entonces el profesor levanta la vista notando que la niña los observa y le dice a la Duquesa, quien levanta la vista a su dirección, Maxine sonríe y saluda con la mano, pronto ve a la Duquesa correr dentro, seguramente esta yendo por ella, pero no se quedará en ese sitió, corre por el pasillo entrando a diferentes puertas, escucha a su madre llamarla pero no le hace caso.

Fue hasta la noche que Maxine estaba en su alcoba que la mujer entro y sin explicación alguna le dio una cachetada que le hizo voltear hacía un lado la cabeza y su labio se partió, pero contrario a lo que pensó la Duquesa, Maxine solo regreso su mirada hacía ella y sonrió, su expresión era tranquila pero esos ojos la miraban fijamente.

- e-espero que no vuelvas a decir puras calumnias ¿sabes los problemas que causarían?

- lo se y por eso mismo las digo, cuidado madre, padre un día podría ir a ese cobertizo.

- mocosa insignificante. Espero no digas nada o te costará la vida, jamás te creerán.

La Duquesa se va de su habitación, Maxine se soba la mejilla y le pide a su doncella que le ponga algo para evitar un moretón.

- sabes Annie...pronto todo se volverá divertido en esta casa.

- por supuesto señorita.

La joven chica solo continúa aplicando una crema en la mejilla de la pequeña rubia.

La Villana Y El Emperador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora