–¿Estas segura?
Por décima vez asiento con mi cabeza, me inclino un poco para darle un casto beso en los labios.–Tengo que hacer esto, y quiero hacerlo sola.
El no muy convencido asiente y me ofrece una sonrisa.–Bueno, pero llévate uno de mis coches. Te dejare escoger el que quieras.
–¡Wow! ¿Mes estás dando a elegir entre tus joyas mas Preciadas?–Sonrió.
Al paso del tiempo me di cuenta de la pequeña obsesión que Warner tenía por los carros y camionetas de lujo, era así como sus bebés, nadie los podía tocar. Y cuando decía nadie, era realmente NADIE.
–Tu eres mi joya más preciada, pero si. Te dejare escoger entre los coches.–Sabía que insistía en que llevara uno de el ya que todos tenían cámaras de seguridad y el podría saber si pasaba algo malo, que obviamente no iba a pasar ya que solo iría a ver a mis padres. Padres que no tenían ni la menor idea de que ahora su hija era vampiro.
–Bueno, está bien. Llevaré la hermosa BMW negra, sabes que me muero por conducirla.
El palidece, sabía que era su favorita. Pero después de unos segundos de los que sabía que el se iba a negar, asiente con su cabeza.–Vamos, te acompañare al estacionamiento.
Bueno, al parecer dejaría a su hermosa camioneta en mis manos sin pensárselo dos veces. Vaya, lo que el amor puede hacer.
Después de una larga despedida y luego de que acordáramos cenar en mi restaurante favorito por fin salgo de casa, dirigiéndome a la de mis padres.
–Bueno Zoé, planeaste toda la semana esa conversación, solo entra y dicelos.–Murmuro para mi misma cuando estaciono la camioneta Justo enfrente de la que en su momento fue mi casa.
Estaba tan asustada que todos esos escenarios que plane durante la semana se desvanecieron en un instante cuando pise el porche de la entrada. Nadie sabía aún que ya no era una simple humana, y en verdad quería que los primeros en saberlo fueran mis padres, pero el hecho de aventar esa noticia como si fuera una bomba nuclear en verdad me aterraba hasta los huesos.
Respiro hondo y tocó el timbre de la casa. Era inútil por que sabía que ellos sabrían a kilómetros que estoy aquí, por que su olfato me detectaría, pero tenía que empezar con el pie derecho.
Después de unos segundos la puerta se abre, dejándome ver la enorme sonrisa de mi madre.–¡Dios, Zoé! Te extrañe demasiado, mi niña.–Me jala hacia sus brazos para envolverme en un gran abrazo. El cual yo recibo gustosa. Se separa de mi, pero en el momento que sus ojos escanean los míos, palidece.
Pequeño detalle que se me había olvidado. Ahora mis ojos no eran completamente cafés, tenían unos destellos rojos que los hacía ver como si fueran letales. Warner aseguraba que me veía increíblemente sexy, pero la mirada de horror de mi madre me hacía pensar solo cosas negativas.
–Yo...–Hago una pausa buscando las palabras correctas.–Tengo que darles una noticia.
Ella, sin contestar me abre paso para que pueda entrar. Todo es igual a como lo recordaba, estar aquí en serio me traía mucho recuerdos que prefería evitar. Me dirijo hacia donde sabía que estaba papá y mi hermano. Dios los había extrañado tanto que ni siquiera me había dado cuanta hasta que pise el salón y vi todas las fotos colgadas. En estos años me alejé tanto de ellos que hasta me sentía ajena a esta familia.
–Papá.–Lo llamo llamando su atención.
El se acerca a abrazarme tan fuerte que solo hace que mi corazón se apriete.
–¡Zoé, cariño! Estoy tan feliz de que estés aquí.
–Yo también estoy feliz de estar aquí, papá.–Murmuro aferrándome más a él.
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Le pertenezco al alpha
WerewolfAlguien me interrumpe empujándome hacia un casillero - Mía - Dice con voz fuerte y grave - Solo mía - ¿Y a este que le ocurre? - !Oye depravado mental te puedes quitar¡ - Digo tajante . - Mi mate , mi luna - Este chico fuma demasiada hierba - Mi to...