→martes, 3 de Diciembre←
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Me encontraba en una biblioteca haciendo un trabajo escolar, está tarde estaba muy helada y hacía que los pelos se me pusieran de punta. Habíamos pasado todo el día en la biblioteca y sus cosas lindas que hacían que un proyecto simple fuera no tan largo. Si fuera cualquier otro chico diría "por favor detente, tenemos que concentrarnos", sin embargo no era cualquier chico, eras tú, mason y yo estaría ahi escuchándote durante semanas.
Te veías hermoso con ese suéter, tu color resaltaba el tono miel de tus ojos. Sonreiste de oreja a oreja con facilidad y tu sonrisa se convirtió en lo más hermoso que ví.
por fin terminamos- bufó poniendo una mano sobre su cara- espero sacar un 10 y que sea válido nuestro esfuerzo. --dice mason mientras se estira en la silla de la biblioteca, enderezandose y estirando los brazos.-
-si eso espero- respondí a lo que parecía un susurro junto con una sonrisa-.
Cuando terminamos nos dirigimos al estacionamiento, tu tenías tu auto y yo iba a pie por estar castigada. Pensé que me ofrecerías un paseo, pero no lo hisiste. Antes de irte me miraste a los ojos y en ese momento sentí la famosa sensación de mariposas en mi estómago. Cuando te quitaste el suéter de tu cuerpo por unos segundos no entendí y cuando me lo diste lo único que logré hacer fue sonreír de lado.
-No, no, no, masón no tienes que hacer esto, mi casa está a unas cuadras, quedatelo enserio- decía yo mirándolo fijamente a los ojos con una sonrisa-.
-lily, vas a enfriarte, vamos acéptalo- decía con sus manos en forma de súplica y haciendo un leve puchero-.
-esta bien- respondía con una sonrisa, vamos está bien lo admito, me hice del rogar, pero juro que muero de alegría por dentro, me dió su sudadera, huele tan bien a el, a su perfume-.
- muchas gracias. - agradezco poniendome la prenda sintiéndome inmediatamente más cálida.
Me guiño un ojo y puso su coche en marcha, bajando las ventanillas solo para decirme...
- luce más lindo en ti que en mi- sonrei sin contenerme.-
- ¿de verdad lo Crees?- pregunté con una sonrisa de oreja a oreja. este analizo mi cuerpo de arriba abajo.-
-te queda mejor a ti que a mí, seguro- dijo y luego puso en marcha el auto después de verificar la hora. - cuídalo es un regalo de mi abuela, es mi suéter favorito.- advirtió antes de seguir su camino.
Me lo puse y respire hondo solo para olerlo, olía bien y me sentía satisfecha cuando el aroma estaba en mi cuerpo. Antes de irte dijiste que yo era hermosa y que me veía mejor que tú y fue en ese momento
que te fuiste dejando tu suéter y llevaste mi corazón contigo.
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