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Minho

Un idiota accedió a ser el espía de su madre durante quien sabe cuánto tiempo.

Y ese idiota soy yo.

No sé cómo lo permití, no sé cómo lo logró.

Pero aquí me tiene como su estúpido.

El señor Bang me dejó descansar un momento en su sofá y trae consigo una taza con una bebida humeante, me la entrega y la acepto dándole una sonrisa.

Huele bien.

— Entonces, Minho, ¿Peleaste con Mina? —pregunta sentándose en el sillón contrario al mío.

— Sí, fue horrible hubiera visto —explico tratando de pensar bien mi historia— Pero a veces sucede, ya sabe, problemas de madres e hijos.

— Se me hace extraño porque jamás me había enterado de una pelea de ustedes, se llevan bastante bien.

— Hay cosas que no sabe —mentí, amo a mi mamá por más locuras que me obligue a hacer— Solo, fue una discusión pero no quiero verla, ahora que usted y ella piensan darse un espacio, a ella no le quedó más remedio que quedarse en la casa de papá y no tengo a quien recurrir, usted había dicho en una ocasión que podía acudir a usted si pasaba cualquier cosa y bueno, esa cosa ya pasó —justifico más nervioso de lo que debería.

¡¿Por qué tengo que ser tan malo fingiendo?!

— Claro que si Min, esta es tu casa también —asegura preocupado, es verdad lo que dijo mamá.

Es ingenuo.

— Lamento que nuestros problemas los afectaran de algún modo, ¿Dongmin sabe que estás aquí?

— No, pero ya le avisaré —olvidé ese detalle— Entonces, señor Bang, ¿Me dejaría quedarme aquí un par de días? Solo mientras arreglo mis problemas con mamá.

— El tiempo que necesites, no te preocupes, la habitación de huéspedes está desocupada, puedes usarla mientras tanto —dice levantándose del sillón y me da la señal de que lo siga.

Asentí yendo a su dirección y caminamos a la planta superior, abre la recamara y me deja pasar.

Es sencilla para él, pero debo admitir que es más grande que mi cuarto.

— Guarda tus cosas en el armario, hay un cuarto de baño al fondo del pasillo por si quieres darte una ducha temprano, mañana tienes escuela, ¿No?

Asentí dejando mi mochila en la cama y no puedo creer lo fácil que me está resultando todo.

Me doy la vuelta y lo veo en la puerta sobando su nuca nervioso sin saber que más decir.

No es que no nos hayamos visto antes, claro que convivimos, pero todo esto es nuevo porque mi mamá siempre está de por medio.

— ¿Quieres, cenar o algo? —pregunta sonriendo— Disculpa, no pensé tener visitas y, todo esto es muy repentino.

— Descuide, si debe trabajar o algo hágalo, yo, pediré comida a domicilio, ¿Ya cenó?

— La ordenare yo entonces —insiste sacando su teléfono— Tú, solo, instálate mientras termino, no tardaré, te veo abajo.

— Sí, lo veo abajo —dije y él salió del cuarto.

Quiero a mi mamá.

Pero ahora siento que la odio tanto.

Christopher

𝓈𝑒𝓃̃𝑜𝓇 𝒷𝒶𝓃𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora