—"Siempre estaré contigo, lo prometo". La misma mentira que nos han dicho nuestras ex parejas; lo hacen y al poco tiempo salen con que ya no sienten lo mismo y te terminan... Una pérdida de tiempo —digo entre dientes—. ¿Acaso nunca van a cumplir lo que dicen? Yo sé que es un poco anticipado que juren amor eterno a los 2 o 3 días de empezar la relación, sí, pero al menos deberían cumplirlo, no ilusionarme durante mucho tiempo para luego destrozarme mi corazón. Pero en fin...
Sam —mi mejor amiga— me interrumpe.
—Sí, Walter. Tienes razón —dice para a continuación darme una palmada en la espalda—, pero tienes que intentarlo de nuevo, encontrar aquella persona que te complemente, no puedes estar sólo toda la vida.
—No pues gracias —digo sarcásticamente mientras la miro con indiferencia—, como a ti te va PERFECTO en todo.
—¡Ay, Walter! No estoy diciendo eso, sino que le des una oportunidad a la vida. ¿Será que no encuentras a tu ser amado por el hecho de que te enamoras de puros raros? Digo, gente distinta.
—¿En serio crees que soy raro nada más porque me gustan los chicos? —cuestiono mientras mantengo una cara de asombro.
—No —me responde entre dientes—. Es solo que...
—Así déjalo, al fin y al cabos todas las personas me llaman así —comento de forma un poco enojada.
Sucede un silencio de unos 10 segundos cuando me dice algo.
—Lo siento —me lo dice mientras veo tristeza y arrepentimiento en sus ojos—. No quería que sonara así.
Me conmueve un poco la manera en la que me lo dice, así que la perdono y la abrazo. La invito a un café y procedemos a ir.
En el camino nos pusimos a platicar y cuando menos lo esperamos llegamos a la cafetería. Adoro el cartel neón que tienen afuera: "Coffee for me". Nunca han podido arreglar la letra C y no brilla; pero no importa porque el café que tienen es genial.
Pasamos a sentarnos en una mesa en lo que se nos acerca la barista.
—Y, ¿qué tienes pensado hacer el fin de semana? —Le pregunto a Sam.
—No sé, mi hermano tiene un partido de fútbol. No quiero ir pero la culpa no me dejaría estar en casa. Son súper aburridos los partidos; la idea de ver gente patear un balón y si lo meten en una portería tienen un punto —lo dice de una forma un tanto graciosa mientras simula los movimientos con el salero y el pimentero— me desespera demasiado.
Río un poco.
—Cierto, a mi tampoco me gusta.
Mi mirada pasa por todo el lugar en busca de algo interesante para observar.
Aprecio la presencia de un apuesto chico; es un poco alto —pero mas bajito que yo—. Me gusta la camiseta que trae puesta. Está parado en la barra... supongo que ordenando algo.
—¿Walter? —dice Sam—. ¿A quién miras? —me pregunta para posteriormente dirigir su mirada en la misma dirección que la mía.
—¿Qué? No, a nadie —digo apenado—. Es solo que... ese chico es un poco apuesto —susurré mientras me inclino hacia ella.
Sam me mira con cara pervertida y con eso deduzco que supone que quiero tener algo con él.
—No, ni lo pienses —menciono.
—Oh sí, parece que sí.
Continúa con su cara. Es un poco fastidiosa, pero la tolero porque no quiero armar un escándalo frente al chico.
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Siempre estaré contigo, lo prometo
Teen FictionTanto la vida como el amor son muy aleatorios, y justo cuando piensas que tienes a la persona indicada todo se desmorona y se va... y te duele; duele bastante, pero la vida sigue y no tenemos otro remedio que seguir adelante... ¿o no?